(viene de aquí)
“Disolved al rey (oro) en
esa agua, de (en) cuerpo entero, y
entregádselo a Vulcano, que los
cocerá hasta obtener el mejor
remedio. Con esta grasienta pitón
se harán fecundos el rey y la reina,
y tendrán una prole innumerable.”
Abraham Eleazar, Donum Dei, Erfurt, 1735
Yacía en el lecho nocturno
Cuando del oscuro mundo
De los sueños emergida
Surgió la serpiente maldita.
Dirigióse hacia mí
Roscándose tras el cuello,
Y sin poder comprenderlo
Hundió sus colmillos en mí.
Muerte de los sentidos
Dormidera de mis latidos
Tu veneno me paraliza
Mi vida quedó suspendida.
Dueña de ocultos tesoros
Custodia de dones divinos
Tu veneno produce la muerte
De todo lego, inconsciente.
Portadora de vida eterna
Glorificas al iniciado,
Y en tu dominio comulgado
Le concedes vida sempiterna.
Diabólica visión la tuya:
apretado abrazo que asfixia,
dando muerte al pecador,
Vivificando de tus reglas
al seguidor].
El autor.
En una escena de horror
Un fabuloso Escorpión
Híbrido sin parangón:
Terrestre Alacrán demoledor
Acuático Nepa propiciador.
Mórbida picadura la tuya
tu veneno detiene la vida,
provoca lacerante escarnio
en mi extremidad compungida
y muero…para invocar la Vida.
El autor.
INTRODUCCIÓN
Al término del ensayo número dos, que lleva el mismo título que éste, sentí una increíble relajación y un estado de tranquilidad y de paz interior. Las aguas de lo inconsciente, amenazantes en su arrecia tempestad, parecían haberse calmado. Sin embargo, apenas transcurridos unos días, sentí un nuevo movimiento en lo inconsciente. Algo había quedado sin ser manifestado y debía trabajar en ello.
De pronto, comencé a interesarme vivamente por la simbología del Escorpión. Estudiando sus diversas manifestaciones, con motivo de un sueño que había tenido hacía más de un año, recordé que me habían regalado un Palamnaeus fulipes, un escorpión negro de gran tamaño y muy venenoso, unos meses después de que tuviera aquel sueño. Conocía la relación existente entre el escorpión, el signo del zodíaco con el mismo nombre, Escorpio, y sus regentes Marte y, sobre todo, Plutón.
Entonces, observando la serie de sucesos sincronísticos que se habían estado sucediendo en mi vida y lo intranquila que se encontraba mi alma, me decidí a estudiar un poco más en profundidad el simbolismo del Escorpión. El resultado de mis investigaciones se muestra a lo largo del trabajo que presento a continuación.
Lo que expreso a continuación no ha de entenderse como la última palabra. Desde luego esto está lejos de mi intención. En tanto uno vive y evoluciona, las ideas de uno están siempre en un proceso de crecimiento, de desarrollo y de evolución. Por desgracia, muchos trabajos tienden a atrapar y preservar ideas de un estado particular del desarrollo. Y lo que es aún peor, los autores tienden a identificarse con las ideas expresadas en sus libros o trabajos, manteniéndolas incluso después de haber demostrado su necesidad de transformación. Este artículo es el resultado de mis investigaciones y refleja mi estado actual de conocimiento y penetración. No obstante, me reservo el derecho a contradecir en el futuro cuanto haya dicho en este y en otros artículos, siempre que el descubrimiento de nuevo material y el acopio de experiencia, con la consiguiente implicación de una mayor penetración y una perspectiva más amplia, así lo exija.
SIMBOLISMO DEL ESCORPIÓN
El escorpión es un animal maléfico. Así, los africanos evitan nombrarlo para no desencadenar sus fuerzas contra ellos mismos. Sólo le designan haciendo alusiones.
Según una leyenda del Malí el escorpión es un animal fatal para quien lo toca. Con sus dos cuernos (pedipalpos) que simbolizan el uno la violencia y el otro el odio, un estilete, símbolo de la venganza, y su época de concepción única, simboliza la muerte inminente.
Su aspecto nocturno, con su cola roscada y su doble glándula henchida de veneno, terminada en un aguijón, presto a picar, paralizar y matar, encarna el espíritu belicoso, de maligno humor, siempre presto al combate y a la guerra.
En su aspecto diurno simboliza, en especial en el caso de las hembras, un carácter protector y maternal para con sus crías, a las cuales transporta hasta la primera muda, permitiéndoles participar de sus presas, hasta bien crecidas. Asimismo, según la leyenda, sus pequeños desgarran sus flancos y comen sus entrañas antes de salir a la luz, lo que simboliza la abnegación y el sacrificio maternos.
El alacrán es, entre los mayas, el dios de la caza y un símbolo de la penitencia y de la sangre (Thompson, J. y Eric, S.,1960). Entre los dogon se le asocia a las operaciones quirúrgicas, representando el clítoris extirpado. En este sentido, representa el alma masculina de la mujer, el animus o alma macho.
De otro lado, dado que el escorpión tiene ocho patas, al igual que los ocho miembros de los gemelos, es el protector de estos y nadie osará tocarlos sin exponerse a su picadura (Griaule, M., 1948). Esta última asociación nos lleva a considerar la figura de los gemelos. En ocasiones a estos se los representa a uno con cabeza de toro y a otro con cabeza de escorpión, lo que expresa la intervención, más allá de la dualidad, de todo ser, o bien, la dualidad de las tendencias materiales (toro) y espirituales (escorpión), diurnas y nocturnas. Son el día y la noche, la luz y la oscuridad, los aspectos celeste y terreno del cosmos y del hombre (como microcosmos). Cuando simbolizan, también, las oposiciones internas del hombre y el combate interno a librar para sobrellevarlas, adquieren el significado, análogo al del escorpión, de sacrificio, de necesidad, de abnegación, destrucción, sumisión o abandono de una parte de sí mismo sobre otra. Dependerá de las fuerzas del espíritu hacia la progresiva evolución, el asegurar su supremacía frente a las tendencias involutivas y regresivas (Chevalier & Gheerbrant, 1995).
Cuando los gemelos son idénticos, dobles o clones perfectos, entonces expresan la unión de los opuestos. Simbolizan la armonía interior obtenida tras la reducción de lo múltiple a lo Uno. Cuando el dualismo se ha superado, la dualidad no es más que un juego de apariencias, un efecto de la manifestación (Chevalier & Gheerbrant, 1995).
En los pueblos primitivos, los gemelos siempre están cargados de un intenso valor afectivo. Encarnan las fuerzas protectoras o peligrosas y, por ende, en algunos lugares se los adora, mientras que en otros se los inmola. Según André Virel (1965) los gemelos y las imágenes simétricas simbolizan la tensión interna, y el miedo del primitivo a la aparición de los mellizos es el miedo a la visión exterior de su propia ambivalencia, de las analogías y diferencias, de la toma de conciencia individual frente al colectivo y el miedo a la individuación, a la ruptura de la indiferenciación colectiva o identidad inconsciente.
Muy interesante es la creencia según la cual el nacimiento de gemelos presupone la unión de un mortal y un dios, en especial una divinidad del cielo. Los héroes gemelos de la mitología indoeuropea son benéficos (Asvin, Dióscuros, Cástor y Pollux…), curanderos que protegen a los mortales del peligro (Mircea Eliade, 1964). Y, en los gemelos védicos, uno de los servicios más famosos es el poder rejuvenecer al hombre viejo y hacerlo atractivo para las jovencitas. (Dumezil, G., 1965).
Las acepciones simbólicas del escorpión como protector de los gemelos y como clítoris extirpado, tal y como se han mostrado, se complementan. Pues el nacimiento de los gemelos es un suceso trascendental, en el que se repite el parto de la primera mujer, así como la transformación del clítoris en alacrán (segunda alma, alma macho o animus).
En Egipto, el escorpión da forma a uno de los más antiguos hieroglifos y el rey alacrán es uno de los soberanos predinásticos. La imagen de éste es la de un alacrán con la cabeza de Isis. Honrado como dios, en la forma femenina de la diosa Selket, representa el poder de las manifestaciones terrenas. Aquí el escorpión se identifica con la ambivalente simbólica de la serpiente.
Toda esta simbólica se mezcla en el mito de Isis y los siete escorpiones. El relato se inicia cuando Thot advierte a Isis que huya con su hijo Horus, para protegerlo de la inquina de su tío Seth. Isis y Horus parten de noche con la escolta de siete escorpiones, a los que la diosa advierte de la conveniencia de pasar lo más desapercibidos posible y no entablar conversación alguna con nadie. Llegados a su destino en el Delta del Nilo, son rechazados por una mujer que se asusta al ver la comitiva, pese a la riqueza de los visitantes. Otra mujer, de extrema pobreza, les ofrece cobijo y los escorpiones aúnan su veneno y pican al hijo de la primera mujer, como venganza por su falta de hospitalidad. Ahora es ella quien implora y encuentra todas las puertas cerradas, a pesar de sus dolorosos lamentos. Isis, con el sentido maternal que la caracteriza, se identifica con la madre que protege a su hijo, y acude en su ayuda. Pronuncia los nombres de los siete escorpiones, lo que simboliza el control sobre ellos, y el veneno no causa su efecto, pues ella lo prohíbe. La madre, ya reanimada, hace un suntuoso regalo a la diosa y a la mujer pobre. Los siete escorpiones representan un número mágico, asegurando el máximo de protección y poder a la diosa (Molinero Polo, M. A. 2000).
Cabe aquí recordar el viaje que emprende Gilgamesh, tras la muerte de su amigo Enkidu, en pro de la inmortalidad. Así, al llegar a las montañas de Mashu, Gilgamesh encuentra la puerta que atraviesa todos los días el sol y que está vigilada por la pareja de hombres-escorpión, “cuya mirada basta para causar la muerte” (IX,2,7). El héroe se siente paralizado de terror ante los terribles guardianes de la puerta y se postra humildemente. Los hombres-escorpión reconocen la parte divina de Gilgamesh y le permiten penetrar en el túnel. Tras doce horas de marcha en la oscuridad, sale al otro lado y se encuentra con un jardín maravilloso (Eliade, 1999). Esta prueba, que es a la vez una parte del viaje de Gilgamesh, demuestra ser una auténtica iniciación.
Por otro lado, recientemente se ha reconocido al insecto nepa su presencia en la mitología egipcia, al presentar una forma similar a la del escorpión. Se trata de la manifestación más antigua de la diosa Selquet..
La nepa es un insecto acuático de morfología semejante a la del escorpión. De hecho hay una especie que se denomina escorpión de agua. Su picadura es muy dolorosa pero no provoca enfermedad alguna, a menos que el animal esté infectado.
La picadura del escorpión provoca dificultades respiratorias que pueden suponer la muerte por asfixia. Como contrapartida, la nepa presenta un aparato respiratorio altamente perfeccionado, para poder residir en su medio acuático. Se trata, pues, de la contrapartida benéfica del escorpión.
DIVINIDADES RELACIONADAS CON EL SÍMBOLO DEL ESCORPIÓN.
Serquet (Egipto)
La diosa Serquet está especializada en el tratamiento y la curación mágica de las picaduras de serpiente y escorpión, muy abundantes en Egipto. Es también la protectora de los difuntos. Durante el Reino Antiguo, era conocida como Serquet-hetu, la que hace que la garganta respire, lo que parece hacer referencia directa a los problemas que la picadura de escorpión provoca en el sistema respiratorio y que su magia puede resolver. Se la representa como mujer con cola enhiesta de escorpión, dispuesta a atacar. Lo cual nos recuerda el simbolismo del escorpión, en tanto que está presta al combate y a la guerra. También se la representa con una nepa sobre su cabeza, logograma que escribe su nombre.
Como vemos, la diosa simboliza dos aspectos que en apariencia son contradictorios: protectora de difuntos, maga y sanadora, de un lado, y guerrera, combativa y agresiva, del otro. Lo cual es propio de lo inconsciente y sus contenidos. Por lo tanto, al igual que la serpiente, el escorpión es un símbolo que encierra una serie de atributos y funciones opuestas. Se trata de una coincidentia oppositorum.
Isis (Egipto)
Divinidad de máxima popularidad en el panteón egipcio, su renombre se debe al papel que representa en el mito de Osiris.
Madre y esposa devota que no duda en desarrollar y utilizar artes mágicas con tal de ayudar a su marido e hijo. Se ha propuesto un posible origen etimológico a uas = tener poder, de donde procedería la forma Aset, la que tiene poder. Sea correcta o no esta interpretación, alude a su papel fundamental en los mitos: despliegue de una variedad de soluciones que le permiten superar cualquier obstáculo. Invierte el resultado de la acción bestial de Seth, cura las picaduras venenosas de escorpiones y serpientes…
Isis es la hija de Gueb y Nut (dioses originarios) y hermana de Seth, Neftis y Osiris, y esposa de este último. Esta diosa es la que unifica las tres partes del mito osiríaco, actuando de manera efectiva: muerte-renacimiento de Osiris, nacimiento y protección de Horus, su hijo, contienda entre éste y su hermano Seth, con la victoria definitiva de Horus.
Su capacidad de reconstruir el cuerpo desmembrado de su esposo, Osiris, le confirió la imagen de una diosa astuta, con una habilidad que sólo podía explicarse con el recurso a la magia. Es ella la esperanza de renacimiento de los difuntos egipcios. Aunque su poder se pone en primer lugar al servicio de la protección de los jóvenes y de los bondadosos.
En la leyenda egipcia el campesino tenaz se puede reconocer la moral del acto de resurrección, que sólo acontece a los que han vivido de acuerdo a Maat , sin haber extendido el caos al mundo. En dicha leyenda un sekhti –campesino-, honrado y humilde, es engañado por un rico orgulloso, injusto y avaro que le roba sus asnos, bien aprovisionados, forjando un malvado plan. Finalmente, todas las propiedades del malvado rico le fueron confiscadas (perdiendo su ajuar funerario, por consiguiente) y entregadas al sekhti, no sin antes haber demostrado una férrea persistencia y fuerte elocuencia.
SIMBOLISMO DE ESCORPIO EN ASTROLOGÍA
Escorpio es el signo más complejo del Zodíaco. Y ello se manifiesta claramente en la variedad de representaciones simbólicas que encarnan su significado. El escorpión y la serpiente son sus símbolos más arcaicos. En un nivel más evolucionado se le representa como un águila, emblema de las legiones de la Roma imperial, y, finalmente, en la cumbre simbólica como Fénix.
Escorpio es, en astrología, el octavo signo del zodiaco, ocupando los meses otoñales que transcurren desde el 23 de octubre y el 23 noviembre. Es decir, el período en el cual la naturaleza arranca la materia orgánica muerta (MOM) y los animales y plantas se preparan para una nueva vida invernal. Simboliza la resistencia, la degradación y la muerte, el dinamismo, la dureza y las luchas, teniendo por regentes a Marte y a Plutón (las energías simbolizadas por estos dos planetas se despliegan con máxima eficiencia en el signo y casa de Escorpio).
La MOM retorna al caos en espera de que, con ayuda de los microorganismos edáficos, se genere el preciado humus que creará las condiciones necesarias para el renacimiento de la vida. Signo acuático fijo, Escorpio puede representar el fluir de los ríos que han nacido en las fuentes montuosas (Cáncer) dirigiéndose a las aguas profundas del océano (Piscis).
Animal negro como es, el escorpión parece huir de la luz, vive escondido en lo profundo del abismo de la nada y de la muerte. De ahí su relación con Plutón, potencia o energía misteriosa, colectiva, sombría e infernal.
Se establece en el simbolismo de Escorpio una dialéctica entre destrucción y creación, muerte y renacimiento, condena y redención, amor y guerra.
La naturaleza volcánica de Escorpio hace de él un pájaro que no despliega sus alas más que en medio de tempestades, pues su clima es el de las tormentas, los terremotos, las erupciones de los volcanes, todas las fuerzas incontrolables de la naturaleza en su desencadenamiento y su país es el de la tragedia.
EL SIMBOLISMO DE LA SERPIENTE
La serpiente es, junto con el escorpión, que ya hemos descrito profusamente, la representación simbólica de Escorpio más arcaica. Este reptil aparece en representaciones egipcias siempre en contextos religiosos. El mundo inferior estaba repleto de monstruos, entre los que destacaban las imágenes teriomóficas de reptiles con cabeza, brazos o piernas humanas.
La repugnancia del hombre frente a la serpiente se debe a su mortal veneno y, probablemente, al rechazo hacia un ser que se arrastraba por el suelo, pues simboliza lo que hay en nosotros de más bajo, tosco, primitivo e instintivo. Sin embargo, lo que pareció cautivar el pensamiento mitológico egipcio fue un rasgo biológico del reptil: la muda anual de su piel, lo que simboliza la continua regeneración, el eterno proceso de muerte-renacimiento, las sucesivas transformaciones inherentes a la vida instintiva o natural. Esto explica la morfología serpentiforme de los difuntos en algunas secciones de los libros del mundo inferior, el reptil en cuyo interior se rejuvenece el Sol en su duodécima y última hora y, finalmente, el remate en forma de cabeza de serpiente, propio de uno de los instrumentos con los que se realiza la ceremonia funeraria de apertura de la boca (Molinero Polo, M. A., 2000).
El contenido simbólico de la serpiente es tan rico que no conoce límites. En él se fusionan cosmogonía y escatología. Así, en Los libros del mundo inferior, el Sol se prepara para su renacimiento, rodeado por una serpiente. También la potencia negativa viene representada en el símbolo de la serpiente. Aapep, la divinidad egipcia que representa la amenaza del caos sobre el mundo, símbolo del poder de las tinieblas, es la fuerza que tiende a reducir a la nada todo lo creado. Por eso, es el enemigo del Sol, en tanto que dios creador del universo. Sus asaltos se producen en la mayor de las oscuridades, intentando paralizar el desplazamiento de la barca solar, bebiendo el agua sobre el que se desplaza o haciéndola encallar en sus anillos. Su ataque es más peligroso durante el ocaso, cuando el Sol ha de atravesar las regiones por las que entra al Occidente o sale al Oriente. Representado como una serpiente gigantesca, Aapep nunca es vencido por completo, pese a que en los momentos en que el color rojizo del cielo en la alborada anuncie la derrota del mal y la victoria del astro solar, pues el mal está en la esencia misma del universo.
Los magos profesionales eran los encargados de contrarrestar los efectos perniciosos de las picaduras de las serpientes, por lo que podemos afirmar que ellos poseían parte de su poder. En Deir-el-Medina, el umbral de algunas puertas presentaba dos imágenes de serpientes en relieve, por lo que el animal era el protector de la casa. En ciertos cuentos literarios quedan ecos de esta simbología, como en la serpiente gigantesca de la isla paradisíaca del náufrago, que actúa de garante del destino del príncipe o es guardiana de fabulosos tesoros (Molinero Polo, M. A., 2000).
PLUTÓN: EL DIOS DE LAS TINIEBLAS
Plutón es el regente del inframundo. Representa la parte más arcaica de la personalidad, el aspecto más oscuro de lo inconsciente colectivo. La palabra clave que define su manifestación es Transformación. Esta palabra parece no contener la resonancia afectiva, la numinosidad y el profundo propósito psíquico característico de Plutón, por desgracia. Y es así cómo resulta difícil comprender que toda crisis y sufrimiento, por una desintegración/es o una pérdida/s, son necesarios para un crecimiento y despliegue no sólo del individuo, sino también del colectivo de una época. Y es que Plutón es un planeta que tarda 248 años en dar una vuelta completa por el zodíaco, por lo que permanece por varios años en un mismo signo. Así, toda persona que nace con plutón en un signo dado, tendrá estampada las características de la generación a la que pertenece, con su particular compulsión, su tipo de obsesión específica y su recompensa sui generis, tras su descenso a los infiernos.
Este planeta está relacionado con una visión del mundo y del Universo particular, de tipo oculto o hermético. Esta visión se manifiesta a un nivel individual en los diferentes tránsitos de este planeta por el horóscopo o cuando el tránsito de un planeta exterior activa algún aspecto importante de Plutón y algún planeta personal. En especial los fuertes contactos con planetas exteriores vinculan al individuo con los movimientos del colectivo, de manera tal que éstos serán más sensibles a lo que se gesta en el caldero de lo inconsciente colectivo.
A un nivel colectivo, la manifestación de Plutón comienza cuando las estructuras que mantienen a una sociedad empiezan a desmoronarse. Los dioses antiguos habrán de morir para dar paso a una perspectiva amplificada y al nacimiento de nuevas deidades. Estos nuevos dioses representan, en realidad, todos aquellos valores que la sociedad ha desechado y mantenido en la sombra, aflorando, “repentinamente”, con un nuevo atuendo. Sin embargo, pese a que la irrupción de las energías simbolizadas por Plutón puedan parecer repentinas, las transformaciones plutonianas representan el poder de evolución de las fuerzas de la naturaleza: el crecimiento, el desarrollo, la muerte, el decaimiento y el cambio de estado. Y no hay modo alguno de evitar estos ciclos de crecimiento, todos ellos lentos y, en gran parte de su desarrollo, ocultos bajo la superficie de la manifestación. En el mundo de los entes inertes también se puede observar este mismo desarrollo en la condensación de las estrellas y galaxias, en su brillar, su expansión, su explosión, su muerte y su decaimiento. En el proceso de formación de las rocas, éstas igualmente son erosionadas, trasladadas y reincorporadas en nuevas rocas. Las placas continentales se mueven y colisionan, dando lugar a los terremotos y erupciones volcánicas, ambas imágenes elocuentes de las fuerzas representadas por Plutón. En cierto sentido, el simbolismo de Plutón (al igual que Escorpio y la casa VIII) se asocia con el mito de Osiris. Y, en este mismo sentido, representa a la divinidad anatolia que adquiere la forma de una serpiente o dragón y que es protagonista del Mito de Illuyanka. Este mito ha llegado hasta nosotros gracias a una fiesta hitita, purulli, que tiene lugar en Nerik, siendo un ritual de renovación de la fertilidad de la tierra. Existen varias versiones del mito, pero todas ellas hacen referencia al combate entre el gran dragón Illuyanka y el dios de la Tormenta lo que representa una lucha por el poder supremo. Este mito, al igual que el de Osiris y muchos otros de igual significado psicológico, podemos referirlos a una lucha del orden (Saturno) contra el caos (Plutón) y a la colaboración de los hombres y los dioses para el restablecimiento del orden cósmico. La participación humana es necesaria, lo que eleva al protagonista a una situación cercana a la divinidad, pero encierra un considerable peligro-oportunidad: la muerte.
Reproduzco las importantes palabras de Robert Hand (1981) referidas al arquetipo de Plutón:
“As Pluto is connected to breakdown and decay, so it is also connected to those elements of society that reflect breakdown and decay. This is the source of Pluto´s associations with the underworld elements, organized crime, and people who are so socially disaffected that they represent a threat to society. Terrorism is a manifestation of Pluto; it comes about because the world is unwilling to deal with certain pressing problems. At this point in history the right of the Jews to a state of their own is colliding with the right of the Palestinian Arabs to the country from which they were expelled when the Jewish state was created. Terrorism has resulted because the world is unwilling to deal with this problem. The socially disaffected are only a manifestation of Pluto´s power. Though criminals and terrorists seem to be what destroys society, they are merely the agents by which the destructive power already inherent in the situation manifests. They are not the source of destruction, and even if they were eliminated, something else would replace them as agents of that power.”
Centremos ahora la atención en la importancia del apetito sexual insaciable relacionado con Plutón. El aspecto de muerte-renacimiento asociado a la sexualidad, está quizás más velando, pero tiene una importancia suprema. Así, por ejemplo, si entendemos que el propósito de la sexualidad es la conservación de la especie más allá de la muerte de los individuos, nos encontramos con una asociación muy interesante. Y si profundizamos un poco más, vemos cómo en el acto de la concepción, cuando las dos células sexuales se unen para perder su individualidad, dando luz a un nuevo individuo que es, sin embargo, la unión de ambos, sucede algo sorprendente. La formación del zigoto, tras la disolución del espermatozoide por las enzimas del óvulo, da lugar a múltiples divisiones celulares en su camino a través de la trompa de Falopio. Entonces, la actividad del espermatozoide ceja y toma el relevo el óvulo femenino que con sus enzimas disuelve, aniquila y transforma la célula espermática, a la vez que se transforma también él. Una vez formado el embrión, inicialmente femenino, éste va evolucionando en la cavidad uterina materna, de un modo semejante a como involuciona el hombre en la tumba. La diferencia existente es que en la matriz se produce la formación de un ser, mientras que en la tumba tiene lugar su desintegración. Lo importante en ambos casos es que se producen cambios de estado, transformaciones, lentas y sutiles, que con el tiempo se hacen patentes. Y existe un vínculo importante entre el orgasmo sexual y la muerte. Es decir, el acto sexual representa la muerte del ego y la unión con algo más elevado, sentida como una renovación de la vida. Este es el aspecto trascendente de la sexualidad representado por Plutón.
Plutón se asocia con la escala completa de los posibles estados y sentimientos. Estos pueden moverse desde el extremo de la máxima perversión sexual, los depravados espectáculos pornográficos, la sodomía, la zoofilia, etc… al éxtasis místico alcanzado en los contactos sexuales. En este sentido, el libro de Julius Evola Metafísica del Sexo tiene el cuño del arquetipo plutoniano.
Para amplificar el significado de Plutón en Astrología, en lo que creo, al igual que Greene, es un símbolo femenino, primordial y matriarcal, como lo son el resto de diosas que encarnan el arquetipo de la Gran Madre, haremos un breve recorrido por la significación de la Diosa sumeria Ereskigal.
Ereskigal (Mesopotamia)
Quizás sea esta diosa de los infiernos la figura que mayor relación tenga con el mundo oscuro del escorpión y con el simbolismo astrológico de plutón. Su nombre significa “Señora de la Tierra Grande”, verdadera reina del mundo inferior, y Nergal sólo accedería a la condición de rey tras su matrimonio con ella.
El mito del descenso de Inanna a los infiernos nos muestra cómo Inanna, la hermana de la reina del submundo, se propone arrebatarle su dominio. En su descenso a los infiernos Inanna, en la versión babilónica, es despojada de sus ropas, según atraviesa las siete puertas que conducen al submundo infernal. Una vez allí, totalmente desnuda e indefensa, queda a merced de Ereskigal, que ordena encerrarla y afligirla con sesenta miserias, una para cada parte de su cuerpo.
En la versión sumeria se enfatiza el apetito sexual insaciable de la diosa. Así, Inanna queda paralizada por la “mirada de muerte” que la dirige su hermana, Ereskigal. Entonces queda inerte, como una piel colgando de un gancho. Para rescatar a la diosa, Enki, el abuelo materno de Inanna, crea uno o varios seres con características sexuales especiales, es decir, hermafroditas, instruyéndoles sobre lo que deben hacer. Estos se ganan la simpatía de Ereskigal y dan alimento de vida a Innana que puede así librarse de su prisión infernal, siempre que encuentren un sustituto.
En la versión acadia, es el eunuco Asusunamir quien, tras alegrar el corazón de la diosa, le concede un juramento y éste le pide la vida de Inanna, que la diosa tiene que conceder pese a las reticencias de los anunnaki, o siete dioses.
Los mitos que hemos mencionado, con sus distintas variantes, podemos referirlos a un proceso psicológico: el descenso a los infiernos como símbolo de la pérdida de todos los bienes materiales, ideales, etc., que han conferido sustento a la vida, dando la impresión de una falta de poder frente a la situación. Es un proceso que pretende hacer comprender que hay algo mucho más poderoso y amplio que el ego. Aquello con lo que nos identificábamos se pierde, para dar paso a la comprensión de que uno no es lo que tiene, a pesar de que en la mayoría de las ocasiones así se crea. De igual modo, en ese descenso se toma contacto con las fuentes instintivas de la personalidad, en cuyo núcleo encontramos la energía en su aspecto puro, en cuanto dinámica de la vida misma con sus múltiples polaridades: transformación-destrucción, muerte-renacimiento, demolición-reestructuración, etc.
Otra forma de plantearlo es la siguiente: la transformación de la personalidad, representada por el viaje a los infiernos, supone una pérdida gradual de los bienes y posesiones materiales, ideales o del tipo que fuere. Una vez desposeído de todo y a merced de las energías instintivas de lo inconsciente, uno debe afrontar el aspecto más grotesco, brutal, bárbaro, bestial e incluso hasta inhumano de la personalidad: la sombra colectiva. Y esto ha de hacerse con un respeto y un amor a la propia naturaleza, pues todo ello pertenece a la mismísima esencia humana. Este trabajo arduo, que fustiga el enaltecimiento del ego, mancilla y somete la voluntad a la ciénaga de la humillación, son el acicate de la transformación de la personalidad. Bajo ese material cenagoso se encuentra una joya de un valor inapreciable. Como escribió Rainer María Rilke:
“Quizá todos los dragones de nuestra vida sean princesas que sólo esperan vernos una vez hermosos y valientes. Quizá todo lo horrible, en el fondo, sea sólo una forma de desamparo que solicita nuestra ayuda.” Carta número 8.
MARTE. EL PEQUEÑO MALÉFICO
El planeta Marte fue (y sigue siendo) el regente de Escorpio, antes de que Plutón hubiera sido descubierto en 1930 por el Dr. Percival Lowell, del Lowell Observatory en Flagstaff, Arizona (Hichey, I., 1992). De esta suerte, debemos considerar su significado simbólico, pues, además de ser el regente tradicional de Escorpio, representa uno de los aspectos de lo inconsciente que requieren máxima atención en estos días.
Marte simboliza la energía, la voluntad, la actividad-agresividad, el ardor y la tensión. Dado que estas características son mal empleadas con mucha frecuencia, a este planeta se le conoce con el sobrenombre de “el pequeño maléfico” ya desde la edad media. A este astro también se le asocia con el gobierno de la vida y la muerte, aunque esta faceta está más íntimamente relacionada con Plutón. Es regente del signo activo, impulsivo y violento de Aries, así como del signo de Escorpio.
También simboliza el fuego de los deseos, el dinamismo, la vitalidad, la violencia y los órganos genitales del hombre, es decir, la sexualidad. Pero Marte simboliza el aspecto más profano de la sexualidad. El instinto sexual de reproducción y supervivencia de la especie, la atracción sexual mas primaria y las aspectos más personales de la sexualidad se asocian con Marte. Su relación con Ares, el dios de la Guerra, ha sido ampliamente demostrada. De hecho, los últimos estudios estadísticos de cartas natales han dado por resultado una relación directa entre los emplazamientos de Marte en la carta de militares europeos, campeones deportivos y médicos.
Cada uno de nosotros existimos como entes individuales. Y tenemos que mantener esta individualidad propia para hacer frente a las presiones y dificultades del mundo exterior e interior y de los otros miembros de la sociedad. Estas presiones suelen amenazar con la violación de la propia naturaleza del individuo e incluso su supervivencia. Y la energía que lucha por la supervivencia del individuo a este nivel es simbolizada por Marte. En este aspecto Marte se asemeja a Saturno.
Por tanto, desde un punto de vista moderno y en su forma más arcaica, Marte representa el instinto de supervivencia o autoprotección. Así, la agresividad, generalmente asociada a este planeta, se puede comprender como un exceso de autoprotección o una activación excesiva del instinto de supervivencia. Cuando alguien se siente amenazado, bien sea por un miedo objetivo o subjetivo, bien por pánico (lo que no es sino una diferencia de grado) la energía marciana se activa, expresándose en forma de agresividad. Sin embargo, en ocasiones, esa energía de autoprotección se manifiesta en una huida efectiva. La adrenalina se libera y el cuerpo comienza a reaccionar frente a una situación estresante o amenazante, dándose dos posibles reacciones: defensa-ataque anticipado-contraataque o huida.
La energía marciana es, por tanto, individualista o centrada en sí misma. Pero tiene la facultad de poder ser proyectada en un grupo, produciéndose una identificación. En épocas de guerra, como la nuestra, en deportes colectivos, etc., las personas se pueden identificar con el bienestar de un grupo, de una nación o incluso de un conjunto de naciones (cual es el caso actual), identificando su propia supervivencia con la del grupo. De esta suerte, la energía marciana tiene un cauce social que trasciende la mera autoprotección y el individuo pone su actividad-agresividad al servicio del grupo. Esto puede ser causa tanto de grandes catástrofes, cuanto de grandes avances. El nivel de conciencia del individuo inclinará la balanza hacia uno u otro extremo. No obstante, una expresión marciana positiva sería aquella en la que el individuo utiliza sus fuerzas para ser cada vez más fuerte y mejor, como por ejemplo el atleta en su deporte, el político con su país, el médico con sus pacientes y, por supuesto, el despliegue de nuestra personalidad total en el espacio y en el tiempo.
SIMBOLISMO DE GÉMINIS EN ASTROLOGIA*
Al estudiar detenidamente algunos de los mensajes de varias listas a las que estoy suscrito, pude recopilar información muy significativa, relacionada, en mi opinión, sincronísticamente con el símbolo de Géminis en Astrología.
Así, por ejemplo, Nora Galliano, en un mensaje enviado a la lista Eranos, nos mostró la siguiente serie de hechos sincronísticos:
1. El día del ataque terrorista fue el 11/9 = 1+1+9= 11
2. El 11 de Septiembre es el día 254 del año: 2+5+4= 11
3. Quedan, después del día 11 de Septiembre, 111 días para el final del año
4. El código de área internacional de Iraq/Irán es el 119: 1+1+9= 11
5. Las Twin Towers, una al lado de la otra, visualmente forman un 11
6. El primer avión que se estrelló en una de las Gemelas era el vuelo 11
Por mi parte he encontrado varias coincidencias significativas que me gustaría señalar:
7. Las letras por las que comienzan las dos Gemelas, en inglés, forman dos T gemelas (TT), que, al igual que el número 11, representan la repetición de un mismo elemento (la letra T en el primer caso, el número 1 en el segundo), cuya suma da por resultado 2 = Gemelos (Twins), asociados a los números romanos II, que a su vez simbolizan el signo de Géminis, los hermanos Gemelos (Twins).
Estas coincidencias significativas me condujeron a estudiar el simbolismo de Géminis con mayor detenimiento, máxime tras su relación simbólica con las extremidades del escorpión.
Géminis es un signo de aire, mutable, positivo (masculino) que representa la parte mental de la personalidad. Como el aire, la naturaleza de Géminis lo lleva a moverse rápidamente de un lugar a otro, cubriendo todo lo que encuentra a su paso, pero con una carencia de profundidad. Géminis no es el representante de la conciencia en su sentido más profundo, sino del conocimiento objetivo de la realidad exterior. Su enfoque es lógico y adscrito al análisis racional.
A Géminis se lo representa como los dos gemelos en el zodíaco, lo que simboliza las dos naturalezas intrínsecas del ser humano: la humana y la divina. Ambas naturalezas deben ser comprendidas, pues de lo contrario el resultado es la escisión del individuo en dos personalidades que operan por separado. Y es así cómo Mercurio, el mediador entre los dioses y los hombres, es el regente de este signo.
Una imagen de Géminis muy elocuente es la Mariposa. Esta se mueve de flor en flor para recoger el codiciado néctar. Al igual que la mariposa, Géminis se mueve de una fuente de conocimiento o de una situación a otra, para aumentar su acerbo de experiencia y sabiduría. La curiosidad es, pues, algo innato en el signo de Géminis.
La comunicación y la expresión son los puntos fuertes de Géminis. Un autor geminiano ejemplar fue Dante. Tal y como dijera Solange de Mailly Nesle en su libro Astrology, History, Symbols and Signs:
“The world which he evoked in the Divine Comedy is, at the same time, a world of erudition, poetry, and mysticism. Dante´s precision and warmth in describing animals, plants, or the heavens reveal a mind which was admirably capable of interweaving poetry and scientific curiosity.”
Géminis tiene la capacidad de representarse a sí mismo y a los otros al mismo tiempo. Pues las muchas impresiones recibidas del mundo exterior agudizan su interés en obtener y desarrollar las leyes generales que las gobiernan.
En mi opinión, las manos son un representante simbólico de Géminis, pues ellas se relacionan directamente con la comunicación. De hecho, los géminis expresan sus ideas no sólo a través del lenguaje oral y escrito, sino también mediante gesticulaciones de las manos y brazos. Asimismo, las manos y los brazos están regidos por el signo de Géminis.
A este respecto, cabe mencionar las palabras de san Gregorio de Nisa, consagrado obispo en el año 371 (3+7+1= 11), que describen a la perfección la actitud geminiana:
“Las manos, para las necesidades del lenguaje, son ayuda particular. Quien viese en el uso de las manos lo propio de una naturaleza racional no se engañaría del todo, por la razón corrientemente admitida y fácil de comprender de que ellas nos permiten representar nuestras palabras mediante letras; es efectivamente una de las señales de la presencia de la razón el expresarse con letras, y cierta manera de conversar con las manos, dando persistencia con los caracteres escritos a los sonidos y a los gestos.”
Considerando lo mencionado al referirnos al simbolismo de Géminis, amén de la posición de Saturno en este signo, el siguiente sueño representa una imagen simbólica de este posicionamiento:
“La escena transcurre en una casa en la que vivo con una mujer que, sin embargo, no es mi esposa, y su hijo. El niño tiene unas manos deformes, con seis dedos, dos de los cuales parecen estar fusionados. Los dedos fusionados son los meñiques. Estoy (el autor del sueño) allí viviendo y educando a aquel niño, transmitiéndole seguridad y motivación, dado que tiene un sentimiento de inseguridad y de escasa valía por el hecho de tener esa malformación física en las manos.”
Este sueño es tan explícito que, con la exposición del simbolismo de Géminis y su relación con las manos, no precisa extenderse en su interpretación. No obstante, sólo mencionar que la casa es un símbolo de lo inconsciente, al igual que lo es la mujer. Esta última representa al anima del soñador y la casa el conjunto de su personalidad. El niño es un aspecto de la personalidad del soñador que se encuentra en desarrollo y que precisa ser educado para conseguir seguridad en sí mismo.
La simbología, el contenido psicológico y la significación de este sueño puede aplicarse a la actual situación mundial. En general, la sociedad moderna se asienta sobre un soporte intelectual, de carácter mercurial o geminiano. La cristalización de los resultados de esta forma de proceder, de esta actitud, hemos tenido ocasión de presenciarla. Y no se trata de que esa orientación de la conciencia sea negativa, lo negativo es la unilateralidad en su adopción.
PLUTÓN-SATURNO: SÍMBOLOS DE TRANSFORMACIÓN
“O Isis und Osiris, welche Wonne!
Die duster Nacht verscheucht der Glanz der
Sonne,
Bald fühlt der edle Jüngling neues Leben;
Bald ist er unserm Dienste ganz ergeben.
Sein Geist ist kühn, sein Herz ist rein,
Bald wird er unser würding sein.”
O Isis and Osiris, what bliss!
Dark night is banished by the sunlight!
Soon the noble youth will feel new life,
Soon he will be wholly devoted to our service.
His spirit is bold, his heart is pure,
Soon he will be worthy of us.
La Flauta Mágica. Acto II.
Coro de Sacerdores
W. A. Mozart.
Majestuoso Dragón Alado
llamado a surcar los cielos
apresado estás al asiento
en las amarras del pasado
Cuyas metálicas sogas
de tiempos pretéritos
Impiden el levantar
de tu majestuoso vuelo.
Tres cordeles apresan
tus cuatripartitas garras
Manteniéndose roscadas,
cual telaraña al basamento.
Fundamento que a tus patas
Sirve de firme sustento
Mientras te sostiene preso
Impidiendo el abatir de tus alas.
Dichoso Bastón de Caoba
Que con esfuerzo supremo
liberas la dactilada garra
Presa del limitado sustento.
¡Poderosa Águila Dorada!
Que al abatir de tus alas
Me elevas a alturas inusitadas
En viaje solar a la Gran Nada.
Espectacular visión la tuya:
Majestuosa es tu presencia,
emanadas Fuerza y Fiereza
De tu portentosa figura.
Fénix que levantas el vuelo
de los escombros del pasado
en milagroso renacimiento
surges a un nuevo estadio.
Eterna Sabiduría de la vida
Tú, que confieres presciencia
al iniciado en tu viaje sidéreo
A los confines del firmamento.
El autor.
Los actuales acontecimientos que se suceden en el mundo son un reflejo del estado de la psique del hombre contemporáneo. Como es arriba, también es abajo. Y creo que la simbólica astrológica nos puede dar una idea, bastante aproximada, de lo que se está cociendo en el caldero de lo inconsciente colectivo.
La amplificación simbólica y mitológica precedente tiene la finalidad de servir de guía para la comprensión del tránsito planetario y de su significado psicológico. Todo lo descrito, en mi opinión, está teniendo lugar en lo inconsciente colectivo, como consecuencia de la activación y constelación de contenidos inconscientes en la psique colectiva. Y las personas que, quizás, puedan comprender con mayor profundidad lo que aquí se trata de expresar, con las mayores de las dificultades, sean aquellos en cuyas cartas natales tengan fuertes contactos entre planetas personales (Sol, Luna, Mercurio Venus, Marte, Júpiter y Saturno) y transpersonales (Urano, Neptuno y Plutón). Y dentro de este grupo, los que más fuertemente se verán afectados en sus vidas cotidianas, estén o no directamente involucrados en los actos terroristas y/o bélicos, tal vez sean los que tengan a Saturno en oposición con Plutón, tanto por aspecto, cuanto por tránsito. Con la diferencia de que, para estos últimos, el proceso está circunscrito a un período temporal más o menos prolongado, mientras que los primeros habrán de darle una respuesta a lo largo de toda su existencia. Respuesta que se corresponde con una necesaria toma de conciencia de lo que este aspecto simboliza, para dar un cauce positivo a la energía involucrada.
A finales de mayo y principios de junio del año en curso, el planeta Saturno, que había entrado en el signo de Géminis en abril, se encontraba formando una oposición con Plutón en Sagitario. Saturno estaba entonces situado a los 5º de Géminis y Plutón, que llevaba desde finales de noviembre del año 1995 en Sagitario, transitaba por este signo ubicado a los 14º. Los diferentes autores difieren en el momento de considerar una oposición, de acuerdo con la amplitud de los orbes con los que trabajen. Yo me adhiero, por propia experiencia, a la consideración de Liz Greene, según la cual los tránsitos no operan sólo cuando forman un aspecto exacto, sino que tienen un período de gestación, hasta que se manifiestan finalmente en el mundo exterior. Esto suele coincidir con un orbe de 8º e incluso, en algunos casos, de hasta 10º. Por eso, tengo la impresión de que Saturno a los 5º en Géminis y Plutón a los 14º en Sagitario, tal como estaban a finales de mayo, empezaron a operar en la psique colectiva, a un nivel interno.
Como Plutón es un planeta muy lento y se mantiene durante varios años en un mismo signo, debemos prestar atención al tránsito de Saturno, mucho más rápido. Así, si comprobamos las efemérides, podemos observar que en agosto formaban una oposición exacta a los 12º, y que el último día de este mes de Octubre y, sobre todo, en Noviembre vuelven a formar una oposición exacta. El día 11 de septiembre, el día del aciago acto terrorista, la Luna estaba en conjunción con Saturno en Géminis. Y la guerra se ha iniciado precisamente en Octubre, momento en el cual la oposición Saturno-Plutón era prácticamente exacta, con el acicate de la conjunción lunar.
A partir del mes de Diciembre, Saturno se mueve en dirección retrógrada hacia el primer decanato (los primeros 10º) de Géminis, manteniéndose a los 8º de este signo desde enero hasta marzo del año 2002. En ese momento, vuelve a moverse directamente por el signo de Géminis, para formar una oposición a finales de abril y principios de mayo (Saturno 10º-Plutón 17º), que será exacta al término de éste mes, para cuando es previsible una nueva emergencia de contenidos inconscientes en el colectivo y de su manifestación en el mundo. Pero la situación se agrava, pues entra en escena Marte, que se sitúa en Géminis y forma una conjunción con Saturno, opuestos ambos a Plutón.
De nuevo, para finales de noviembre, del año 2002, Saturno se vuelve a mover en dirección retrógrada y formará una nueva oposición en diciembre (Saturno 25º R-Plutón 18º), aproximándose en Enero del año 2003. Para entonces, Saturno estará a los 22º R de Géminis y Plutón habrá avanzado hasta los 19º de Sagitario, manteniéndose así hasta el mes de abril, momento en el cual Saturno avanza hasta salir del signo de Géminis, entrando en Cáncer en Junio del mismo año.
Estas consideraciones nos deben invitar a la reflexión. Como vemos, los procesos que acontecen en la psique colectiva tienen un tiempo de gestación, que puede ser bastante prolongado en algunos casos, para ir emergiendo en la conciencia.
Para los que no estén familiarizados con el lenguaje astrológico, quizás sea conveniente señalar que los movimientos de los planetas pueden ser directos o retrógrados (o bien, permanecer estacionarios). En este último caso, los planetas parecen moverse en dirección contraria a su movimiento normal a lo largo de la eclíptica, pero este es un efecto aparente, debido a la posición y movimiento de la tierra con respecto al planeta en cuestión. Por eso, Saturno realiza un movimiento directo, luego uno retrógrado y, posteriormente, vuelve a moverse directamente por el signo de Géminis. El movimiento retrógrado simboliza la actuación interna de la energía. Es decir, la energía no se expresa ni se recibe desde el mundo exterior, desde el medio ambiente, sino, más bien, opera en la esfera interior de la vida. Por ejemplo, como una emergencia de contenidos inconscientes en forma de sueños, imágenes, etc. La manifestación de esta emergencia en el mundo puede ser muy lenta, pues se trata de una energía introvertida. Por el contrario, el movimiento directo se relaciona con la expresión extrovertida de la energía. Por tanto, opera en el mundo de la manifestación.
Teniendo esto presente, vemos que hay dos períodos clave en los que se podrán manifestar dramáticamente las energías simbolizadas por estos planetas en el mundo: a finales de mayo o principios de junio del 2002 (agravado por la conjunción de Marte-Saturno en oposición con Plutón) y un año después, en abril o mayo del 2003. También en el año 2010 vuelven a producirse contactos entre estos dos planetas, pero aún no dispongo de efemérides para ese año, por lo que no puedo pronunciarme al respecto.
El significado de la oposición Saturno-Plutón lo he expuesto con bastante detalle en mis dos ensayos anteriores. Sin embargo, aquí me gustaría volver a incidir en ello para ampliarlo un poco más, en vista de lo prolongado del tránsito en cuestión y de sus posibles manifestaciones.
Para ello tenemos que refrescar el significado astrológico de Saturno . Este planeta, de modo general, indica, en la carta natal, los puntos débiles de la personalidad, las esferas de la vida en la que somos más vulnerables, allí donde estamos inseguros y nos sentimos heridos con facilidad. Por ejemplo, Saturno en Géminis se asocia con la inseguridad en la capacidad intelectual, en las dotes de comunicación y en la expresión verbal. Dado que estas son las esferas en las que se muestra inseguridad, se hará un gran esfuerzo en mejorar estos aspectos de la personalidad para llegar a dominarlos. Para sentirse seguro y dueño de sí mismo, el individuo con Saturno en Géminis o en la Casa III, trabajará duramente, tratando de alcanzar sus objetivos. Pero este dominio de sí lleva tiempo, esfuerzo y autoconocimiento, por lo que es más común que se oculten o nieguen los aspectos débiles o vulnerables, con el fin de protegerse del dolor y la angustia que ocasionan. Para ello, se suelen levantar defensas, a fin de evitar que se exterioricen las debilidades. El mecanismo de autoengaño opera bajo múltiples disfraces, de manera tal que no sólo engañamos a los demás, sino que, principalmente, nos engañamos a nosotros mismos. Este mecanismo de ocultación de las inseguridades y de evitación del dolor puede tener éxito durante algún tiempo. Pero, a más tardar, cuando Plutón en tránsito forma algún aspecto con el Saturno natal, todas las defensas se ponen a prueba y nos vemos obligados a arrostrar nuestros miedos, nuestras debilidades y nuestras inseguridades. Las barreras que erige Saturno son demolidas por Plutón.
De esta suerte, la máscara o persona con la cual uno se identifica y la imagen que uno tiene de sí mismo, lo que es propio de Saturno, comienza a resquebrajarse. Las fisuras que se abren van dando acceso a un material que pertenece a la propia naturaleza y que durante mucho tiempo se ha relegado a la obscuridad de lo inconsciente. Al haber sido relegado, todo este material inconsciente, irrumpe con una violencia desbordante y su aspecto es todo menos agradable. Gran parte de lo que ha sido reprimido hará irrupción en la conciencia, reclamando sus derechos a la existencia. Uno se puede preguntar por qué han sido desechados esos contenidos. Y la respuesta está en el instinto de supervivencia o conservación de la vida. Para poder vivir y hacer frente a las contingencias de la vida, resulta necesario adquirir seguridad en uno mismo, en los valores y capacidades propias. Por ello, se erigen las barreras y se utilizan los numerosos mecanismos de autodefensa. Pero Plutón, que simboliza las fuerzas instintivas, así como la conexión posible con el centro de la personalidad, obliga a desintegrar la identificación del yo con su máscara o persona. Se trata de una muerte del estado anterior, para renacer con una conciencia ampliada. En ese momento la seguridad adquirida ya no radica en la máscara, ni en montaje alguno. Ahora esta seguridad emana de un centro mucho más amplio, del Si-Mismo.
Y he aquí el verdadero peligro. Los contenidos largamente relegados al mundo de lo inconsciente, reclaman su emergencia y su nacimiento. La enantiodromía ligada al tránsito Saturno-Plutón puede significar una erupción violenta del principio opuesto, en este caso de la Gran Madre, en su aspecto oscuro, cual es la figura de Ereskigal, y lo hace de tal modo que desposee de todo bien material erigido con tanto esfuerzo por Saturno. Por tanto, se trata de un viaje a los infiernos, en tanto que uno queda a merced de las poderosas energías de lo inconsciente colectivo, que han sido desatadas por una actitud saturnina unilateral. Pero si somos capaces de aceptar el horroroso aspecto de la Diosa y sus arrebatos de violencia, sin responder de forma hostil, nos encontramos con una Diosa capaz de vivificar de sus reglas al seguidor.
Si trasladamos este ejemplo individual al plano colectivo, puesto que Plutón afecta a todo el colectivo de una época, nos encontramos con un esbozo de la situación mundial actual. Es importante señalar que la muestra del paradigma de Saturno-Plutón más elocuente, quizás sea la Segunda Guerra Mundial. Hay una enorme cantidad de violencia asociada a este tránsito, pues Plutón esta relacionado con la parte más instintiva de la personalidad humana. Se trata de la energía pura y el cauce que a esta energía se le pueda dar depende del nivel de evolución de la conciencia. Dado que el colectivo es ante todo indolente e inconsciente en grado sumo, no cabe sino dirigirse a aquellas personas que, en un plano individual, se asientan en el suelo firme y seguro de su propia individualidad. El colectivo es tan ignorante que se mueve al son de las fuerzas instintivas, las cuales actúan como un torrente, parangonado con las ciegas y terribles fuerzas que se desatan en la naturaleza (volcanes, terremotos, maremotos, Tsunamis, etc.).
Saturno-Plutón nos pone en contacto con aquella actitud o parcela de nuestra vida que está llamada a finalizar. Esta necesidad de culminación puede manifestarse como una destrucción de los antiguos dioses (valores sociales), o bien puede facilitar su transformación. De esta manera, podemos asociar los valores saturninos con Estados Unidos y el resto de países occidentales y las emociones e instintos salvajes, expresados en forma tiránica, en los fundamentalismos y extremismos fanáticos levantados en Oriente Medio, así como toda expresión terrorista o fanática a nivel mundial.
Según Greene, una peculiaridad de Saturno-Plutón es la frecuencia en que la claustrofobia aparece en las consultas de psicoterapia. La experiencia más típica resulta ser un cierto pánico a los espacios cerrados. Un pánico semejante se ha adueñado de los ciudadanos norteamericanos. Por otro lado, se ha comprobado que una reacción muy típica es una tendencia anárquica muy poderosa, lo que expresa un deseo de destruir. Y aunque el objeto de la destrucción no sea muy claro, este deseo va dirigido contra las figuras que representan de algún modo la autoridad (Saturno). Así pues, volvemos a encontrarnos con los talibanes y otros grupos extremistas (Plutón) luchando contra el poder, el dominio y el control autoritario de los Estados Unidos (Saturno).
Hemos visto cómo el miedo y, en cierto modo, la psicosis colectiva son expresiones del arquetipo saturnino, frente a las poderosas e instintivas fuerzas del colectivo (manifestadas en la forma del terrorismo), simbolizadas por el arquetipo plutoniano. Y ese miedo se ha extendido cada vez más, en especial tras descubrir que los casos de ántrax o carbunco estaban vinculados a los actos terroristas.
Las respuestas al tránsito Saturno-Plutón expresan la violencia y la hostilidad de una forma similar a como lo hemos descrito en el simbolismo del escorpión. Presto al combate, los terroristas (y, en cierto modo, los Estados Unidos, junto con el resto de países que le han prestado su apoyo) han actuado de una forma más próxima a la “ley de la selva”, que al así llamado comportamiento civilizado.
Ahora me gustaría prestar atención al tránsito de Marte por Géminis, lo que sucederá a mediados de Abril del año 2002. Tiene especial importancia porque formará una conjunción con Saturno, ambos en oposición a Plutón.
Marte en Géminis representa un aumento de energía, que se manifiesta en el ámbito de las relaciones interpersonales, en las ideas y opiniones. En este sector existe un considerable peligro de crear situaciones conflictivas, pues la forma de expresar los argumentos y las opiniones tiende a ser impositiva y vehemente, lo que puede provocar a los demás. Y esto se debe a que el peso de la identidad de la persona (o nación) radica en sus creencias o ideas. Sin embargo, al encontrarse en conjunción con Saturno, la energía desbordante de Marte se ve restringida por los estrechos márgenes de Saturno. Esto puede ser fuente de frustraciones y limitaciones considerables, especialmente en lo que se refiere al ámbito de las relaciones y de la tendencia a imponer las propias ideas. Es fácil que estas limitaciones aumenten la irritabilidad. Una forma positiva de expresar esta energía sería concentrarse en objetivos rutinarios y en trabajos metódicos que requieran disciplina.
Plutón en oposición a estos dos planetas aumenta la resistencia de las condiciones del mundo exterior. Trabajo duro y una expresión creativa a los cambios vitales necesarios que habrán de producirse es una forma positiva de canalizar la energía y obtener éxitos en el proceso de reconstrucción.
A un nivel colectivo, la irritabilidad es probable que aumente y acabe por convertirse en actos de violencia extrema. La posibilidad de un recrudecimiento del conflicto armado en estos momentos es muy alta, pues se tiende a defender los objetivos propios contra viento y marea.
La dureza, la falta de piedad y el egoísmo se relacionan directamente con la conjunción Marte-Saturno, del mismo modo que la imprudencia y los actos temerarios. El incremento de la hostilidad y la violencia es una de las manifestaciones más probables con este contacto, lo que empeora la situación de hostilidad de la oposición con Plutón.
Estas cualidades simbolizadas por la conjunción Marte-Saturno se expresarán en el ámbito geminiano, es decir, en las comunicaciones, en los razonamientos y en las ideas. Por lo tanto, presumiblemente Estados Unidos (y, junto a él, el resto de los países occidentales que forman la coalición en contra del terrorismo) exprese esas cualidades en su lucha contra el “enemigo”. Y una consecuencia por demás probable es un levantamiento de los países de Oriente Medio.
Desde un punto de vista más positivo, este contacto Marte-Saturno brinda la oportunidad de utilizar las energías asertivas e impulsivas, representadas por Marte, de una forma muy eficiente. Esto siempre que la desbordante energía de Marte se canalice por los límites marcados por las circunstancias mundiales actuales, simbolizados por Saturno. Si se consigue armonizar la agresividad con la precaución, el trabajo duro con el ahorro de energías, el éxito en la re-construcción de la economía mundial y la resolución de los gravísimos problemas que asolan a la humanidad están garantizados. Sin embargo, este éxito no se asentará hasta transcurridos varios años de integración y concienciación del estado en el que se encuentra el mundo en la actualidad, y de la actitud que ha conducido al hombre a semejante estado. Y esto es así porque al proceso de reconstrucción, le precede uno de desescombro y ambos llevan su dilatado tiempo. Y esto sin contar que el período de demolición aún no ha llegado a su fin.
Una reacción típica durante estos tránsitos es la de aferrarse a todos los bienes materiales de los que un hombre, una nación o un conjunto de naciones está/n en “posesión”, defendiéndolos a ultranza, como si de ello dependiera su supervivencia. Y esto se explica por la identificación del individuo, o de la/s nación/es, con las posesiones materiales que ha amasado a lo largo de su existencia. Pero el efecto del tránsito de Plutón en aspecto con Saturno es implacable. Y cuanto mayor sea el aferramiento a las estructuras, bienes materiales e ideologías que sostenían el estado anterior (estado que Plutón está llamado a demoler y transformar), mayor será el sufrimiento y mayores los daños producidos al individuo, a la nación o al conjunto de naciones. La ley de la enantiodromía simbolizada por Saturno-Plutón es ineluctable. Dentro del proceso vital, no existe ningún estado que esté llamado a permanecer eternamente. En el Refranero encontramos una enunciación de este mismo proceso cuando leemos:
“No hay mal que cien años dure, ni bien que los conserve.
Al cabo de cien años, los reys son villanos, y al cabo de ciento diez, los villanos son reys.
Bájanse los castillos roqueros, y súbense los estercoleros.
Lo variadito es lo mejorcito.
No hay cosa que fin no tenga, a la corta o a la luenga.”
La vida es un continuo cambio de estado, una transformación de un estadio antiguo a uno nuevo. Y lo nuevo es enemigo de lo viejo. Tal vez se refiriera a esto Bergson cuando dice: “en realidad, el cuerpo va cambiando de forma a cada instante. Más bien no se trata de forma, puesto que la forma es la inmovilidad, y la realidad ha de ser movimiento. Lo real es el cambio continuo de la forma. La forma no es más que una instantánea tomada en una transición.” A este respecto, recomiendo encarecidamente la lectura de la carta número 8 de Rainer María Rilke, en sus “Cartas a un Joven Poeta”. En ella el autor describe el proceso que tiene lugar y la actitud a adoptar en los períodos de transformación, con la maestría de quien ha vivido plenamente dicho proceso.
Para finalizar reproduzco las importantes palabras de Antoni Pascual en su prólogo al libro de Rilke:
“Seres lúcidos lo presienten: vivimos un tiempo de diluvio universal, invisible, si, pero no por ello menos explosivo (…). Muchos signos parecen anunciar el fin de un mundo de conciencias cerradas, de individualidades aisladas, separadas, que se imaginan vivir unidas cuando sólo se amontonan unas sobre otras, desconfiadas, mediocres y hostiles.
Aguas inconscientes –aquellas aguas del Génesis- fuerzas infinitas, rechazadas por la superstición de la ciencia, por la irracionalidad de la razón racionalista, por la fantasía sin imaginación del progreso indefinido, por el tormento de la moral impuesta tanto por las derechas como por las izquierdas, se abren paso a codazos. Quieren manifestarse, estallar, tanto si nos gusta como si no.
Por lo mismo, ya no podemos creer a los ideólogos, caudillos o pastores del rebaño. Imperceptiblemente, imparablemente, está llegando, quizá, la hora final del espíritu: la hora de ahondar en nosotros mismos, de escuchar y obedecer a aquella alma antigua y nuestra, más vieja que la historia y más duradera que ella, que conoce por dentro la biografía interior del ser que nos habita y que en nosotros, como un embrión, poco a poco, se trenza. Ella, invisible, poderosa y segura, nos habla en sueños y azares sagrados, en frustraciones, yerros y absurdos aparentes, en silencios plenos, súbitos y felices, en inspiraciones fulminantes que exigen todo nuestro trabajo y nos fuerzan a salir del callejón sin salida en el que nos habían metido la ignorancia y el error de los siglos. Aquella alma que, si la escuchamos, si nos dejamos conducir por ella, abre la puerta del corral y nos saca del rebaño que va de cabeza al matadero, nos contagia el vuelo del ave libre y feliz.”
José Antonio Delgado
Ldo. en Ciencias ambientales, escritor y especialista en psicología analítica
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