La sincronicidad es el fenómeno paranormal más normal que existe, junto, quizás, a los sueños premonitorios. Con su frecuencia y flagrancia reta las concepciones del cosmos que nos espeta la ciencia de un modo imposible de obviar, de eludir. Vía regia hacia el Self, hacia la individuación.
Este programa monográfico fue presentado así:
«La mayor parte de los investigadores del misterio lo han experimentado en alguna de sus múltiples formas. Ese azar imposible que conduce por el buen camino y que nos aparta de la pista cuando ésta es equívoca. Otras muchas personas también las han vivido en momentos importantes de sus vidas. Hablamos de las sincronicidades. Esas señales de algo o alguien que llegan en el instante preciso y que, para expertos de la talla de Carl Gustav Jung, son un puente vivo entre la mente y la materia.
Y es que para muchos estudiosos, las sincronicidades son vistas como una muestra de que existe una realidad oculta que opera al margen de nuestros conocimientos. Una dimensión ingobernable y misteriosa que termina por manifestarse en un momento determinado obligando al sujeto a tomar una decisión».
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