El privilegio de una vida es ser quien uno es.
Lo que tienes que hacer es decir “sí” a la vida, “sí” a todo. Participa con goce en las penas del mundo. No podemos curar el mundo, pero podemos decidir vivir en alegría.
Cuando hablamos de arreglar los problemas del mundo, estamos descortezando el árbol que no debemos. El mundo es perfecto. Es un caos. Siempre ha sido un caos. No lo cambiaremos. Nuestro trabajo es enderezar nuestras vidas.
Debemos estar dispuestos a librarnos de la vida que planeamos, para acoger la vida que nos esta esperando. Hay que librarse de la vieja piel para que pueda salir la nueva. Si nos fijamos en lo viejo nos atascamos. Cuando nos aferramos a cualquier forma corremos peligro de putrefacción.
El infierno es la vida secándose.
Al atesorador, al que en nosotros quiere quedarse, aferrarse, debemos matarlo. Si nos estamos aferrando a la forma ahora, no tendremos la próxima forma. No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos: destrucción antes de la creación.
Con la perfección nada puede hacerse.
Todo proceso implica romper algo. La tierra debe romperse para producir vida. Si la semilla no muere no hay planta. El pan resulta de la muerte del trigo.
La vida vive de vidas. Nuestra propia vida vive de los actos de otros.
Si vales la vida puedes tomarla.
Si vivimos en realidad es por la experiencia de la vida, tanto el dolor como el placer.
El mundo es buen oponente para nosotros. Somos buenos oponentes para el mundo. Las oportunidades de encontrar poderes más profundos dentro de nosotros aparecen cuando la vida parece más difícil. Negarse al dolor y a la ferocidad de la vida es negarse a la vida.
No estamos aquí en tanto no podemos decirle “sí” a todo.
El miedo es lo que nos mueve hacia adelante.
Si avanzas por la vida siguiendo tu camino los pájaros te cagarán encima. No te molestes en limpiarte.
Una mirada humorística a tu situación te da distancia espiritual. El sentido del humor te salva.
La eternidad es una dimensión de aquí y de ahora.
Lo divino vive en tí. Vive desde tu centro.
Tu deber auténtico es irte de la comunidad para encontrar tu bienaventuranza. La sociedad es el enemigo, cuando impone sus estructuras sobre el individuo. Sobre el dragón hay muchas escamas. Todas ellas dicen “debes”. Mata al dragón “Debes”. Cuando uno ha matado a ese dragón, uno se vuelve “El Niño”.
Rebelarse es seguir la huella de su bienaventuranza, abandonar la casa, empezar la jornada del héroe, seguir su bienaventuranza. Te sacas de encima el ayer, como la serpiente su piel. Sigue tu bienaventuranza. La vida heroica es vivir la aventura individual.
Nada es seguro si se obedece el llamado de la aventura. Nada es excitante si sabes cual será su resultado. Desoír el llamado significa estancamiento.
Lo que no experimentas positivamente, lo experimentas negativamente.
Entras al bosque, en el punto más oscuro, y no hay sendero. Donde hay camino o sendero, es un sendero ajeno. No estás en tu propio sendero. Si sigues el camino de otros, no realizarás tu potencial.
La meta del viaje del héroe hasta el punto gema, es encontrar esos niveles psíquicos que se abren , abren, abren, y la apertura última del misterio de tu Ser es La conciencia de Buda o del Cristo. Ese es el viaje; de lo que se trata es de encontrar ese punto quieto en tu mente donde todo compromiso se desvanece.
Bajando al abismo es como recuperamos los tesoros de la vida. Cuando tropiezas, ahí está el tesoro. La cueva misma en la que temes entrar resulta ser la fuente de lo que estas buscando. La cosa maldita en la cueva que tanto temes se ha vuelto el centro. Encuentras la gema y ella te lleva.
Si amas lo espiritual no puedes despreciar lo terreno.
El propósito del viaje es la compasión. Cuando has superado los pares de opuestos has llegado a la compasión. El objeto es devolver la gema al mundo, unir las dos cosas. La separación visible en el mundo es secundaria. Más allá del mundo de opuestos hay una invisible, pero experimentada unidad e identidad en todos nosotros. Hoy el planeta es el único “grupo de pertenencia”. Debes volver con la bienaventuranza, e integrarte. El regreso es ver el brillo de todo.
Sri Ramakrishna dijo: “No busques la iluminación si no buscas como un hombre cuyo cabello esta en llamas busca agua”.
Si lo quieres todo, los dioses te lo darán. Pero debes estar preparado. La meta es vivir con compostura divina, en pleno gesto de energía, como Dionisios cabalgando el tigre sin ser despedazado. Un pequeño consejo que le daban a un indio americano cuando su iniciación: “Cuando avances en la vida verás un gran abismo. Salta; no es tan ancho como crees”.