Con motivo de la reciente publicación de su libro «Principio de Elusividad Cósmica«, divulgamos esta entrevista al transufólogo Ignacio Darnaude (aparecida previamente en la revista Más Allá de la Ciencia)
“EXISTE UNA INTELIGENCIA EXTRAHUMANA QUE MANIPULA NUESTRA CONCIENCIA”
Moisés Garrido
Podríamos definir a Ignacio Darnaude Rojas-Marcos como “el filósofo de los OVNIs”. Este economista sevillano de 77 años, pionero de la ufología andaluza, autor de numerosos ensayos sobre la materia y uno de los máximos expertos en el affaire UMMO -no en vano es artífice del enciclopédico catálogo Ummocat, con sus casi 1.500 páginas-, jamás se conformó con la investigación tradicional de la casuística OVNI. Lo suyo no era confeccionar cuestionarios ni analizar gráficas. Prefirió profundizar en aspectos más filosóficos de la cuestión, intentando comprender el absurdo juego de los presuntos ufonautas y calibrar el impacto que el Fenómeno OVNI ha tenido en nuestra cultura contemporánea. Considera que la ufología ortodoxa se queda corta en sus objetivos, ya que no tiene muy en cuenta el factor testigo, las implicaciones paranormales y las razones de tales visitas. Por eso, en su día decidió crear su propia escuela de pensamiento: la Transufología. “La forma, color, tamaño y maniobras de los discos volantes han sido escrutados hasta la saciedad. Pero los dilemas esenciales no son a estas alturas las estadísticas, sino algunas preguntas de cajón incontestadas: quiénes son, de dónde provienen, y sobre todo qué se proponen”, asegura Darnaude.
Recientemente le visitamos en su domicilio hispalense, muy cerca de la esplendorosa Giralda. Darnaude atesora una impresionante biblioteca sobre ufología, parapsicología, esoterismo, misticismo, filosofía, arte, ciencia, etc. Entre sus autores favoritos destacan Aldous Huxley, Aimé Michel, Gurdjieff y Simone Weil. En sus archivos almacena miles de casos OVNIs y sobre muchísimos otros fenómenos anómalos. Informes, recortes de prensa, boletines y revistas especializadas de todo el mundo se apilan en gruesos dossiers que cubren las paredes de su estudio. El tiempo transcurre veloz cuando consultamos todo esos valiosos legajos, manantial de información heterodoxa y maldita. Con él charlamos en ese ambiente tan idóneo.
- Ignacio, ¿percibes ciertas reactivación de la casuística OVNI tras esa aparente sequía de casos en los últimos años?
- “No se ha producido ningún bajón en los casos OVNI, aunque parecieron disminuir en la década de los ochenta. Los avistamientos se orquestan como de costumbre en todos los confines del mundo. Pero ahora el pacto tácito entre los servicios secretos y los medios impide que las noticias sobre alienígenas aparezcan en los periódicos y la televisión, y la gente no se entera de que los marcianos llaman a nuestra puerta planetaria”.
- ¿Y piensas que los OVNIs se manifiestan mayormente en periodos convulsos o de crisis social?
- “Sí, está comprobado. Cuando se detecta esta conflictiva aceleración del cambio, las aeroformas se dejan ver, no sabemos si con ánimo exploratorio o para incidir sin dejar rastro en el caldeado acontecer local”.
Nuestro protagonista, que inició sus andanzas ufológicas en los años cincuenta -al caer en sus manos la obra “El misterio de los platos voladores”, del argentino Cristian Vogt-, ha ido siempre por libre. No ha entrado en discusiones bizantinas con los escépticos y no tiene ningún problema a la hora de reconocer la importancia del fenómeno contactista y de los mensajes revelados, que según sus cálculos pueden llegar a superar el millón de páginas. “Los contactados trasvasan a la raza humana información oriunda de otras esferas y recintos frecuenciales sobre la realidad cosmosférica y las leyes naturales”, subraya. Tiene una visión global del fenómeno bastante intuitiva y considera que nada hay casual detrás de la presencia OVNI, orquestada, a su parecer, por inteligencias ultraterrenas que tienen como objetivo dirigir la evolución humana hacia estadios superiores de conciencia. “Detrás del Fenómeno OVNI se palpa una misteriosa inteligencia ocupada en la manipulación pedagógica de la estirpe humana. Representan un master educativo en los cielos con ánimo de convencernos muy poco a poco y sin producir alarma social, sobre la existencia amistosa de otros mundos, seres y mentalidades no familiares y heterodoxos”. Esto es lo que Darnaude deduce tras más de medio siglo investigando a fondo la problemática de los “no identificados”. Son ideas que pueden resultar algo fantasiosas a primera vista, pero cuando consultamos sus voluminosos ensayos, en los que aporta argumentos convincentes a su particular enfoque interpretativo del fenómeno, aflora la duda y llegamos a plantearnos muy seriamente la posibilidad de que sus conclusiones no vayan mal encaminadas. Lo que para muchos ufólogos resulta incoherente y contradictorio del fenómeno, haciéndoles caer incluso en el escepticismo, para Darnaude, en cambio, es la “marca de fábrica” que autentifica tales historias. “Lo ininteligible, el absurdo y lo extraño constituyen desde 1947 el marchamo más garantizado del modus operandi de nuestros vecinos siderales. Sus actuaciones son, con toda deliberación, estrafalarias, erráticas, sin pies ni cabeza e inverosímiles”. Llega a considerar que muchos fraudes OVNIs posiblemente estén maquinados por esas mismas inteligencias extrahumanas para llevar a cabo exitosamente su complejo sistema de control sobre nuestra especie, manteniendo en todo momento una actitud esquiva y evitando que queden pruebas palpables de su actividad, para de esa forma preservar el libre albedrío. Con una puesta en escena tan inteligente el pueblo llano pica en el anzuelo y no presta credibilidad a tamaña sarta de incongruencias. Es decir, que ese gran “teatro cósmico” planeado por los exonautas ya lleva autoincorporado un mecanismo de desinformación. “Se exhiben con el mayor descaro, pero al mismo tiempo hurtan cualquier demostración irrefutable acerca de sus bondadosas fechorías, para que todo quede siempre en el aire y preñado de incertidumbre”. Es lo que Darnaude llama ‘Principio de Elusividad Cósmica’. De ahí que este investigador no examine la fenomenología OVNI bajo la lupa de la lógica humana, sino que opte por despojarse de todo prejuicio cultural y racionalista, encarando el problema como si se tratase de una especie de koan. “Te adaptas a estas circunstancias y entonces investigas teniendo eso en cuenta, y no te desconcierta el que no haya pruebas nunca y que todo sea tan confuso”, nos explica.
MULTIVERSO HABITADO
El aventajado pensador sevillano no duda lo más mínimo de que este vasto universo pluridimensional está impregnado de vida inteligente, y bajo su opinión lo demuestra toda esa ingente casuística mundial sobre extrañas y variopintas entidades que, a lo largo de la historia, han sido denominadas de mil maneras, de acuerdo al contexto en el que se han manifestado. “Esta turbadora retahíla de anomalías -afirma convencido- pone de manifiesto que efectivamente, no estamos solos, sino que convivimos sin saberlo en este bellísimo y conflictivo planeta con numerosas categorías de seres invisibles, indígenas unos, importados otros desde espacio/tiempos y vibraciones desconocidos”. Para Darnaude, esos “inquilinos de la exosfera” han orquestado toda una complejísima puesta en escena con el propósito de “obligarnos a realizar un esfuerzo de indagación individual en pos de nuestra versión apropiada de la verdad, la que nos va a ser más útil en cada coyuntura de la vida”. En su revelador ensayo ‘El Desafío Extraterrestre en el 2.000’ ofrece las claves para concienciarnos del trascendental papel que juega la presencia OVNI en el devenir de la especie humana: “El desafío extraterrestre es mucho más serio que un frívolo juego entre ovnílogos o cualesquier pasatiempo intelectual. Se trata nada menos que del acontecimiento más removedor en toda la historia del género humano. Un dilema de insuperable trascendencia y máxima prioridad al que habrá de hacer frente la estirpe adámica en el siglo XXI, si no sucumbe antes sepultada por desperdicios y/o misiles nucleares”. Darnaude confía en que la sensatez por fin se imponga y garanticemos nuestra supervivencia, una vez aceptemos nuestro verdadero lugar en el cosmos y erradiquemos el egocentrismo, “en pro de optimizar el funcionamiento teleológico del conjunto universal”. Y en este plan de concienciación colectiva, esos presuntos ufonautas tendrían un destacado protagonismo. Al menos, así lo cree: “No sería disparatado que contáramos con el hipotético concurso de los intangibles pasajeros de los platillos volantes, habida cuenta de que con toda razón nos consideran un peligro de mucho cuidado, y quizás por eso mismo nos tienen sometidos a alguna tutela o cuarentena de seguridad”. El ufólogo Carl Raschke considera que los OVNIs son “agentes ultraterrestres de deconstrucción cultural”. Darnaude comparte esa misma opinión.
- ¿Qué crees que pretenden, en un principio, con su particular teatro educativo?
- “Ellos quieren que nos quitemos las falsas creencias, los prejuicios y, sobre todo, el sistema de creencias que hemos asimilado desde que nacemos, a través de la familia, el ambiente, la religión, la presión social, etc. Quitarnos lo que no es cierto y después rellenarlo con la verdad, que también tiene su proceso y es muy complicado”.
- ¿Empuja la experiencia OVNI a un despertar de la conciencia humana?
- “Por supuesto. Y lo están consiguiendo mediante una aconsejable parsimonia, a escala de cincuenta o cien años. A estas alturas los terrícolas admiten ya como si tal cosa la posibilidad de vida inteligente en otros astros y las incursiones planetarias. No existía esa mentalidad tan abierta ni mucho menos cuando el Fenómeno estalló en 1947”.
EMISARIOS CÓSMICOS
El fenómeno contacto es para el transufólogo sevillano una de las piezas claves del complejo puzzle ufológico. “Por razones mal conocidas entidades no convencionales están inyectando en el magín de una horda de sensitivos la actual epidemia de documentos revelados”, afirma en su trabajo ‘Libros Revelados y Síndrome Contacto’. Para Darnaude, una de las obras reveladas más fascinantes es ‘The Urantia Book’, con sus 2.097 páginas repletas de información suministrada en estado de trance por un médium de Chicago a principios del siglo XX. No es la única a destacar. El despliegue de mensajes canalizados desde entonces a esta parte es abrumador. Tochos psicografiados sobre temas muy diversos y que parecen provenir de supuestas fuentes extrahumanas. Según Darnaude, “los textos psicografiados muestran por lo general una sólida coherencia interna, y tratan con convincente solvencia intelectual profundos temas científicos, filosóficos y metafísicos”. Sin embargo, se contradicen entre sí. Hay grandes discrepancias entre lo que revela un contactado y otro respecto a una misma cuestión. “Muchos reveladores aportan por ejemplo versiones de la ‘auténtica’ vida de Jesús radicalmente distintas. Cuando en una materia muy concreta un texto asevera algo, el siguiente da fe de lo diametralmente opuesto”, reconoce Darnaude. Pero ¿tal cosa estaría promovida adrede? En su opinión sí. “Nos enfrentamos, inermes, a una compleja maniobra urdida con herramientas de fino poder psicológico, y controlada con eficiencia empresarial. Consiste en una transferencia masiva, a la inadvertida manada humana, desde bancos de datos cosmocráticos, de información/desinformación, pergeñada por expertos en el confusionismo, ocultar y decir a medias”. Darnaude no se sorprende que esto sea así, porque entiende que es el plan que esas inteligencias han urdido para modificar la mentalidad del hombre, sin que apenas se aprecie. “La revelación extraterrestre es un movimiento de magnitudes históricas sin precedentes, y de inimaginable trascendencia para el género humano”. Llegar a tales conclusiones no es sencillo. Requiere un inteligente manejo de la información y un aperturismo mental suficiente como para dilucidar qué hay más allá del telón y las bambalinas de ese gran teatro cósmico. “Con el drama simulado que escenifican ante nuestra desconcertada mirada pretenden enseñarnos que el vasto infiniverso que nos acoge, hierve de mundos, gentes e ideas fantásticamente distintos a lo que se despacha en nuestra aldea planetaria”.
EL INVESTIGADOR, ¿OTRA PIEZA?
Parece que esas supuestas entidades ultraterrestres también usarían a los ufólogos en su programa de concienciación colectiva. De alguna manera, y siempre desde su opinión, los OVNIs montan su show aéreo a sabiendas de que tarde o temprano la noticia llegará a oídos del investigador de la zona y éste termine por difundirla en la prensa, en internet o en una revista especializada. Así, la sociedad iría acostumbrándose gradualmente a esa presencia de naves foráneas sobre nuestros cielos, abriéndose a la creencia de que no estamos solos en el universo. “Si los responsables del Fenómeno husmean tan de cerca la vida privada y milagros de los ufólogos, hay que deducir no sin escalofríos que los humanos estamos sometidos a un rígido control social por parte del Gran Hermano galáctico”. Si tenemos en cuenta las extrañas sincronicidades que muchos ufólogos dicen haber protagonizado durante sus investigaciones o la forma tan sorprendente en que ciertos casos han llegado hasta sus manos, lo planteado por el ufólogo sevillano cobra sentido. Incluso hay veces en que el ufólogo termina siendo protagonista de algún incidente OVNI, lo cual no deja de ser llamativo. De hecho, Darnaude ha sido testigo en tres ocasiones. Por eso, está plenamente convencido de que nos enfrentamos a “una vasta operación logística a escala planetaria, fraguada con la intención universalista de abrir la mente y arcangelizar -por decirlo de algún modo- el nivel de conciencia de una especie animalizada todavía por el ego, la malignidad y el consumo”. Los detractores, al servicio muchas veces de determinados intereses promovidos por la élite del poder, también cumplirían su función y estarían participando inconscientemente de ese estratégico adoctrinamiento exobiológico. “Sermones escépticos y testigos mentirosos les vienen de perlas a los maquiavélicos seres del espacio. Los detractores trabajan como dóciles peones -sin saberlo- azuzados por los de Arriba”. Con tan sutil táctica de desinformación y guerra psicológica, las maquinaciones exógenas van calando gradualmente en la población sin levantar polvareda social. “Así se va condicionando pausadamente la mentalidad popular sin pánico colectivo ni anarquía social. Fina táctica propagandística orquestada a duo por el gobierno y los extraterrestres”, concluye.
Sin duda, Darnaude es un pensador adelantado a su tiempo que ha sabido cultivar una ufología avanzadísima, incomprendida por muchos estudiosos que se han quedado rezagados, sin profundizar en lo verdaderamente importante del asunto, o que han abandonado los bártulos, cansados de no encontrar mayores evidencias. Es indiscutible que Darnaude ha sabido abordar, como nadie hasta ahora, los puntos más vitales de la presencia alienígena en nuestro mundo y el papel que el ser humano juega en toda esta deliberada escenificación de dimensiones cósmicas. Los interesados pueden consultar sus sugerentes trabajos en la web: www.ignaciodarnaude.galeon.com
ANEXO 1
“¿Qué se traen por aquí tantos y tan heterogéneos viajeros de otras dimensiones?:
Expondremos cuatro hipótesis para andar por casa:
– Atacarnos e invadirnos. Descartado, porque monitores de avanzadas culturas de otros estratos frecuenciales tutelan a la especie humana desde el amanecer de la historia, y nunca nos han avasallado con sus poderosos medios de agresión y exterminio. Nuestros huéspedes etéricos han demostrado fehacientemente que entre sus designios no está el borrarnos del mapa.
– Investigación sociológica. Estudiar los hábitos y parámetros culturales de la inteligente zoología terrenal. (Pudiera ser, pero no bastaría el que nuestros hermanos entomólogos de la cuarta dimensión nos observen con lupa. Algún otro factor de mayor relevancia ha de justificar el impresionante volumen y variedad de la inmigración exosférica).
– Explotarnos. Extraer de los terrícolas alguna ventaja, materia prima (material, psíquica o emocional) o beneficio egoísta. (Tal vez, pero en cualquier caso no como actividad principal, sino en calidad de mero subproducto indirecto).
– Ayudarnos. Por ahí irían los tiros, o al menos no encontramos otra explicación más plausible. Si la Tierra fuese un centro de vida eminentemente conflictivo (y nuestra siniestra historia de sangre, sudor y lágrimas parece confirmarlo), necesitaríamos ingente asistencia exterior capaz de resolver las dramáticas dificultades actuales de la raza humana (superpoblación, degradación ecológica, agotamiento de los recursos naturales, creciente entropía moral en la sociedad, amenaza de autodestrucción nuclear, trifulcas étnicas, guerras civiles y agresiones nacionalistas por doquier…)”
(I. Darnaude, “Panorama de la ufología en el fin del milenio”)
ANEXO 2
Al preguntar a Darnaude si, a pesar de lo que se ha dicho sobre Ummo y la posibilidad de que sea un fraude, sigue manteniendo la certeza de que es real, nos respondió: “Ummo es un caso más, extremadamente curioso, entre decenas de miles de supuestos contactos ET. El contenido de las misivas, y la extravagante trama de Ummo, vienen adobados por unas pautas harto acentuadas de extrañeza y absurdo, factor clave que como ya hemos comentado constituye el típico sello de autenticidad del fenómeno extraterrestre. Este indicio tan significativo nos impide descartar el que los manejos de Wolf-424 pudieran tener una explicación convencional”.
ANEXO 3
“Por todos los indicios, el subliminal programa de adoctrinamiento del ‘ganado humano’ por parte de los histrionautas de la exosfera pretende nada menos que reconvertirnos a largo plazo de egoístas en altruístas, que arrumbemos la violencia y las bombas H en los museos y aprendamos a aviárnoslas con una convivencia civilizada, tanto entre nosotros mismos como de cara a nuestros extraños vecinos siderales. Y este reciclaje moral, previenen los de fuera, adquiere dramática prioridad, ante la emergencia de que la Tierra resulte autodestruída por el apocalipsis ecológico y/o una contienda nuclear”.
(I. Darnaude, “¿Creen en Dios los extraterrestres?”)
ANEXO 4
“Lo que parece claro es que las actividades de los exonautas se someten a alguna autoridad centralizadora que impone una férrea disciplina y coordinación de conjunto en sus multitudinarias y variadísimas intervenciones farandulescas, como demuestra el hecho tan llamativo de que todos y cada uno de los millones de intrusos hayan cumplido rigurosamente en el último medio siglo, sin excepción alguna, tres significativas normas de comportamiento: No perturbar jamás bajo ninguna circunstancia el status quo doméstico; no aportar al gran público ni una sola prueba incontestable de su existencia; y abstenerse de iniciar un contacto abierto”.
(I. Darnaude, “Los motivos del no-contacto extraterrestre”)