El «alma» que se acumula en la conciencia del ego durante el opus tiene carácter femenino en el hombre y masculino en la mujer. El anima desea reconciliar y unir; el animus trata de discernir y discriminar.
Anima: aspecto femenino interno del hombre.
El anima es tanto un complejo personal como una imagen arquetípica de mujer en la psique masculina. Es un factor inconsciente encarnado en cada niño, y es responsable del mecanismo de proyección. Inicialmente identificada con la madre personal, el anima se vivencia más adelante no sólo en otras mujeres, sino como una penetrante influencia en la vida de un hombre.
El anima es el arquetipo de la vida misma.
[En el hombre] existe un imago no sólo de la madre sino de la hija, la hermana, la amada, la diosa celestial y la diosa infernal. Cada madre y cada amada está obligada a convertirse en portadora y encarnación de esta imagen omnipresente y eterna, que corresponde a la realidad más profunda de un hombre. A él le pertenece esta peligrosa imagen de Mujer; ella representa la lealtad, a la cual él debe a veces renunciar en beneficio de la vida; ella es la muy necesaria compensación por los riesgos, esfuerzos, sacrificios que terminan en desilusión; ella es el consuelo de todas las amarguras de la vida. Y, al mismo tiempo, es la gran ilusionista, la seductora, que lo arroja a la vida con su Maya. Y no sólo a los aspectos razonables y útiles de la vida, sino a sus terribles paradojas y ambivalencias donde el bien y el mal, el éxito y la ruina, la esperanza y la desesperación, se contrapesan entre sí. Ya que ella constituye su mayor peligro, ella exige lo mejor del hombre, y si él lo posee, ella lo recibirá.
El anima se personifica en los sueños a través de imágenes de mujeres que van desde seductoras hasta guías espirituales. Se asocia con el principio de eros, de modo que el desarrollo del anima de un hombre se refleja en cómo se relaciona con las mujeres. Dentro de la propia psique, el anima funciona como su alma, influyendo en sus ideas, actitudes y emociones.
El anima no es el alma en el sentido dogmático, no es un anima rationalis, que es un concepto filosófico, sino un arquetipo natural que resume satisfactoriamente todas las afirmaciones del inconsciente, de la mente primitiva, de la historia del lenguaje y la religión.
Animus: aspecto masculino interno de la mujer.
Al igual que el anima del hombre, el animus es tanto un complejo personal como una imagen arquetípica.
La mujer es compensada con un elemento masculino, y, por lo tanto, su inconsciente tiene, como quien dice, un sello masculino. Esto resulta en una considerable diferencia psicológica entre el hombre y la mujer, y por consiguiente, he llamando animus, que significa mente o espíritu, al factor proyectivo en la mujer. El animus corresponde al Logos paterno, así como el anima corresponde al Eros materno.
El animus es el depósito, por así decirlo, de todas las experiencias ancestrales de hombre que tiene la mujer (y no sólo eso, también es un ser creador y procreador, no en sentido de la creatividad masculina, sino en cuanto a que genera lo que podríamos llamar… la palabra espermática.
Mientras el anima de un hombre funciona como su alma, el animus de la mujer se parece más a una mente inconsciente. Se manifiesta negativamente en ideas fijas, opiniones colectivas e inconscientes suposiciones a priori que reclaman ser verdades absolutas. En una mujer que se identifica con el animus (poseída por el animus), Eros generalmente está en segundo lugar con respecto a Logos.
Al igual que el anima, el animus tiene también un aspecto positivo. A través de la figura del padre, expresa no sólo opiniones convencionales, sino también lo que llamamos «espíritu», ideas filosóficas o religiosas en particular, o más bien la actitud resultante de ellas. Así, el animus es un psicopompo, un mediador entre lo consciente y lo inconsciente y la personificación de este último.