NOTICIA:
Cuanto más un hombre mira a una mujer al momento de encontrarse por primera vez, más interesado está en ella. Si el hombre sostiene la mirada por no más de cuatro segundos, probablemente ella no le haya llamado mucho la atención. Pero si rompe la barrera de los 8,2 segundos, ya está enamorado.
Los investigadores que realizaron el estudio señalaron que, sin embargo, este cálculo no funciona de la misma manera en las mujeres. Ellas mantienen su mirada sobre los hombres la misma cantidad de tiempo tanto si los ven atractivos como si no, informó Telegraph.co.uk.
Para realizar este estudio, los científicos utilizaron cámaras ocultas que, en secreto, grabaron los movimientos de los ojos de 115 estudiantes mientras hablaban con actores y actrices. Luego, los jóvenes fueron consultados sobre la atracción que les generó la conversación con el nuevo compañero.
Los hombres miraron a los ojos de las actrices que consideraron atractivas un promedio de 8,2 segundos, pero los que las vieron menos bonitas sólo alcanzaron los 4,5 segundos, publicó la revista especializada Archives of Sexual Behavior.
No obstante, las estudiantes mujeres miraron a los ojos a los actores la misma cantidad de tiempo tanto si les gustaba el nuevo muchacho como si no.
Es por ello que los investigadores concluyeron que los hombres usan el contacto visual para buscar compañeras aptas y fértiles para procrear. En cambio, las mujeres serían más reticentes a este tipo de comportamiento, según los científicos, porque temen embarazos no deseados o ser madres solteras.
COMENTARIO:
Insto a leer lo que he publicado aquí primero. Con respecto a esta noticia en concreto, añado que, como de costumbre, seguimos inventando la rueda y homenajeando a Perogrullo para ganarnos el buen sueldo en la Universidad. Esta vez fue una inteligente, culta e igualmente perspicaz pareja que tuve algunos años después quien me enseñó aquel tópico tan arquetípico que reza «Los hombres miran, las mujeres oyen», que con su rotundidad debería zanjar este tema de una vez para siempre. La oreja no es directiva como el ojo, por desgracia para la Ciencia que así le cuesta más esfuerzo medir (qué lástima que siempre el Cosmos sea más complejo de lo que la Ciencia puede medir), pero si introdujeran esa variable en el experimento verían que 8,2 segundos de atención auditiva es lo que necesita una mujer para recibir la información suficiente para enamorarse (es cinismo, pero no tanto).
Para los que ya han leído mi anterior comentario decir que en los niveles básicos de deseo erótico la información que más le interesa escuchar a la mujer es, por ejemplo, la profesional-económica, y a medida que la diferenciación erótica va ocurriendo, ese interés se desplaza hacia el contenido intelectual en sí mismo.
Quizás sea oportuno recordar algunos básicos sobre erotismo atesorados con especial interés por la Psicología Analítica: el amor del hombre tiende a desarrollarse desde lo puramente estético y carnal, diferenciándose poco a poco y costosamente en mitad de esa omnipotente fuerza el contenido filosófico, científico y místico que va aflorando desde lo Inconsciente. El amor de la mujer parte de un interés por el poder y heroísmo mundanos del hombre, pero se entremezcla muy precozmente con un alto interés por el discurso masculino, interés que en el desarrollo va creciendo, igual que en el hombre, hacia contenidos cada vez más filosóficos, científicos y, especialmente, místicos.
Dejémoslo ahí por el momento. Para profundizar ahora más en este proceso desde el lado masculino insto a leer el artículo Jung y la Serpiente.
Nora dice
En fin…Como alguien dijo alguna vez: «Sólo los jóvenes estúpidos creen saberlo todo sobre el amor y el sexo». Ni soy joven ni estúpida, y a mis cincuenta años lo poco que he podido vislumbrar al respecto, es que existen ciertas «leyes» que gobiernan la experiencia del sexo entre dos personas, y no pueden alterarse, como no se puede alterar la ley gramatical. El hecho de sentirse plenamente a gusto con el cuerpoalma de otra persona, no depende de nosotros y tiene muy poco que ver con lo que piensan, dicen, hacen, son o parecen las personas en cuestión. Hay una atracción misteriosa que puede estar ahí en las profundidades del corazón, o no. Cuando no existe ese imán, no se puede forzar, como no se puede obligar a la sangre a recibir el RH equivocado. Ya sé, no dije mucho y es poco pero, ¿hay mucho para decir al respecto, sin seguir diciendo absolutamente Nada? No es un misterio inefable querido mío? Creo que cuando muera, con la única certeza con que lo haré, será con que el Misterio del Sexo y del Amor, es el más profundo del Universo.
Raúl dice
… Es un Misterio, así es. Pero sólo a partir de un punto: la frontera que separa lo mensurable de lo que no se puede medir. Antes de ese lugar, cualquier cirujano plástico sabe bien lo contantes y sonantes que son ciertos fundamentos del amor. La erótica del Eros y la erótica del Poder son dos básicos contundentes y «falsables» de la alianza de pareja, que por más que un Freud y un Adler quisieran concebir como misterios profundos de lo Inconsciente, en realidad bien a la vista y al tacto están (permítaseme este poquito de demagogia iconoclasta contra los famosos).
Cuando, sin embargo, escondida detrás de la bella Malena y el prometedor y diligente Juan aparece una conjunción Sol-Luna en la sinastría de sus cartas astrales, la cosa empieza a derivar hacia derroteros exóticos y nebulosos. Cuando ella y él forman una unión de opuestos tipológica, como un perfecto Yin Yang. Cuando él ve en ella algo aún más fascinante que su belleza, que le produce sentimientos e inspiraciones que apenas puede definir, y ella realmente no sabe bien por qué está tan obsesionada con él, y precisamente con él. Cuando la atmósfera se carga de magia irrespirable y enloquecedora, y el drama de la pareja lleva a la vida de ambos a un lugar que nunca pudieron imaginar, para bien y para mal. Cuando los dos descubren con asombro que ese lugar les estaba esperando como destino desde antes aún que se conocieran, y que ese destino está mucho más allá de pasarlo bien en la cama y comprar la mejor casa de la vecindad… En esos derroteros, la noche de lo inefable se cierne sobre la tierra del conocimiento, y sólo quizás Prometeo pueda favorecer con un poco de luz.