La revista Interviú acaba de sacar un artículo donde divulga una encuesta que trata de medir la relación entre las prácticas sexuales y las ideologías políticas en la España actual:
Las del PP lo hacen más (o eso dicen)
Los votantes del PP son más infieles y celosos, celebran más en la cama un triunfo electoral, y les afecta más la crisis económica que a los socialistas. Sin embargo, los votantes del PSOE discuten más de política con su pareja, se masturban más y practican más sexo oral y anal. Por primera vez, se publica una encuesta que relaciona los hábitos sexuales con el voto político. Y con sus fantasías sexuales: las mujeres de derechas sueñan con tener sexo rápido con un desconocido; y las de izquierdas, con hacerlo en el agua. Para gustos, los colores… políticos.
Por primera vez, se publica una encuesta que relaciona hábitos sexuales y voto político. El sondeo revela también que las mujeres de derechas sueñan con tener sexo rápido con un desconocido; las de izquierdas, con hacerlo en el agua. Las primeras se muestran más fogosas, el 20 por ciento asegura tener más de siete relaciones a la semana –¡más de una al día!–, entre las socialistas, esta media de récord la mantiene un 11 por ciento.
Según la encuesta, la mayoría de los españoles de 25 a 64 años tienen entre 2 y 4 relaciones a la semana, cifra más que considerable, ya que las estadísticas oficiales sitúan en 103 la media mundial de coitos anuales. Por cierto, un 4 por ciento de los hombres populares y un 2 por ciento de los socialistas admiten no tener sexo nunca: todos son mayores de 65 años.
Los triunfos electorales y deportivos también marcan la vida sexual. Casi uno de cada cuatro votantes del PP han celebrado alguna victoria electoral en la cama. Entre los socialistas, tan solo el 8 por ciento. Destaca el 25 por ciento de las partidarias del PSOE que han festejado la victoria de su partido con sexo, frente a un triste 4 por ciento entre los varones.
Más información en la revista ‘Interviú’.
La cosa empieza con una mentira, pues en el X Congreso Español de Sexología, celebrado en León en abril de 2008, ya se publicó una estadística elaborada por la agencia Sigma Dos que trataba de relacionar estas variables. Así apareció la nota en prensa por aquella época:
Los españoles que no votan ni al PP ni al PSOE están más satisfechos sexualmente
SERVIMEDIA
MADRID
Después de conocer que el votante del PP es el más aficionado a los toros, la siesta, la colonia y las rubias, una nueva encuesta entre electores, no destinada a conocer la intención de voto, afirma que los españoles que no votan ni al PP ni al PSOE son los que más disfrutan de sus relaciones sexuales. Lo mismo ocurre con los que se declaran agnósticos y no practicantes.
Así se desprende de los resultados de una encuesta realizada por Sigma Dos, presentados en rueda de prensa Miguel Ángel Cueto, presidente del X Congreso Español de Sexología, que se celebrará en León el próximo mes de abril.
Según expusieron Cueto y Miren Larrazábal, presidenta del Comité Científico de este congreso, los hombres que votan a partidos distintos del PP y el PSOE obtienen mucho placer en las relaciones sexuales (42%), frente al 31% de los que votan al PSOE y un 29% de los que votan al PP.
En las mujeres se iguala esa proporción: un 33% de las que votan al PP afirman obtener «mucho placer» en las relaciones sexuales, frente al 28% de las que se decantan por el PSOE. «Las mujeres no nos podemos ir a la izquierda para estar satisfechas», bromeó Larrazabal.
Otro «dato interesante» para estos expertos es que los hombres agnósticos y no practicantes disfrutan mucho de sus relaciones sexuales (89%), frente a los practicantes (29%). En las mujeres es mayor la tasa de satisfacción entre las no practicantes (35%), y se iguala entre practicantes y agnósticas (27%).
Pese a que un 86% de la población está bastante o muy satisfecha con su vida sexual, aún existen dos millones de hombres que padecen problemas de disfunción eréctil, la mitad de las mujeres sufren anorgasmia y un 30% de ellas, dolor coital.
Un trabajo presentado en un congreso de Sexología me resulta de entrada más serio que una noticia de verano divulgada por la algo cetrina Interviú, así que paso a comentar este último y dejo colgado el anterior como anécdota. Antes que nada hay que decir que sin conocimientos adecuados de psicología profunda (e incluso con ellos) una encuesta puede ser elaborada con mucha facilidad provocando, sin querer, reacciones no tan objetivas. Especialmente cuando tocamos temas de la Sombra, que rápidamente constelan lapsus, omisiones y otros fenómenos complejos. Así que tomemos todos estos datos con cierta reserva.
¿Qué partidos votan los españoles que no lo hacen al PP y al Psoe? Pues suponemos que deben ser las extremas izquierdas, las extremas derechas y los partidos nacionalistas, que, intrínsecamente, con más o menos ímpetu se inclinan hacia el extremismo chauvinista. Aquí una relación entre la pasión ideológica y la pasión sexual queda tímidamente mostrada (que no demostrada). Esto corre paralelo con nuestras afirmaciones de que el impulso testosterónico alimenta tanto a la agresividad primaria como a la sexualidad y el fragor intelectual. Cuando hombres en celo discuten de política, las cosas pueden inflamarse mucho… La vehemencia fálica alimenta la conquista de hembras, tierras y pensamientos. La guerra y la filosofía. Y la política es justo una convergencia de ambas cosas.
la revista Interviú lanza unos datos que relacionan directamente la ganancia política con el trofeo sexual. La mujer de izquierdas parece que supera al varón a la hora de celebrar con sexo las victorias, y eso cuadra con el hecho de que estadísticamente entre la mujer de izquierdas se da mucho el perfil andrógino, la mujer unisex moderna.
Pero por un lado la obtención de placer sexual no sólo depende de la actitud de un amante, sino también de la del otro, así que para trabajar con un mínimo de propiedad en estas divagaciones nos falta el dato de cuál es la idiosincrasia político-sexual de las mujeres con las que se acuestan los varones encuestados. Por otro, no tenemos ni siquiera los datos sobre la satisfacción sexual en las mujeres de los extremos. Así que tratar de inferir conclusiones interesantes de todo esto no es más que un juego poco más que demagógico por mi parte. Sin embargo, lo más jugoso lo aporta la comparativa entre la religiosidad y la sexualidad. Los valores que muestra la encuesta son bastante contundentes: el 89% de varones intelectuales modernos disfrutan mucho de sus relaciones, frente a sólo el 29% de los atávicos practicantes. Disparidad que no muestra el estudio en relación a las mujeres. Aquí si me implico diciendo que esto es exactamente lo que esperaríamos encontrar estadísticamente después de conocer desde la psicología profunda de qué dos modos tan distintos funciona la ecuación sexo-espíritu en hombres y mujeres. En los hombres estas dos potencias son mutuamente excluyentes, lo que no ocurre en la mujer. La política es un mundo intelectual, espiritual, mediocre, indiferenciado, donde el trasvase entre energía fálica primitiva y energía intelectual se produce con mucha facilidad. Donde la evolución y la involución del Falo se alterna. Hoy defendemos una ideología en el Parlamento, mañana salimos a la calle a linchar y acuchillar a enemigos de esa ideología, y a violar en masa a sus mujeres. Pasa mucho. Sin embargo, cuando el mundo del Logos se extrema hacia lo místico y religioso, vamos a llamarlo en propiedad lo arquetípico, trata de absorber para sí toda la energía de los chakras sexuales desde los que se está sublimando la libido. La espiritualidad del varón quiere ser extrema. La espiritualidad de la mujer, estadísticamente, no tanto. Y su sexualidad no es tan animal ni tan ctónica.
Ojo: no tratemos de despachar el asunto demasiado rápidamente argumentando que es sólo la culpa artificialmente inducida por las iglesias la que interfiere el placer sexual del varón, pues ese dato viene precisamente desmentido por la falta de culpa relativa que parecen demostrar las beatas. Esa explicación sólo cuadraría si dedujéramos que los hombres son más fieles creyentes que las mujeres… Aunque también podríamos interpretar los datos de esta forma: las iglesias condenan las desviaciones, vamos a llamar, pornográficas en la alcoba, lo cual parece frustrar más al macho que a la hembra…
En fin, tampoco le demos más trascendencia a estas incompletas y vagas noticias.
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