Pinturas, esculturas y arte digital de Mª Cristina Grillo
Esta serie de pinturas y esculturas fueron naciendo en la búsqueda de mi Ser mejor, algunas al finalizar un momento de recogimiento interior, después de meditar individual o grupalmente y otras creadas, después de una gran crisis personal; imágenes que al darlas a luz, fueron para mí, verdaderas fuente de sanación.
La fuerza de las imágenes interiores que iban apareciendo me provocaron una necesidad imperiosa de dibujarlas, apenas llegaba a mi casa y lo hacía conservando todavía ese estado de profundo encuentro conmigo misma que me habían producido las imágenes que veía en mi interior.
Casi sin darme cuenta iban apareciendo día a día, después de momento de encuentro interno, diferentes figuras, formas y fundamentalmente Mandalas. Algunas de estas imágenes se transformaron en obras cerámicas pasando por todos los pasos necesarios para serlo.
Se amasó el barro, se estiró, se paleteó y fue surgiendo de la tierra húmeda la imagen con toda la fidelidad de la vivencia que la produjo. Creando en mí un estado de alegría muy cercano a la felicidad, al ver el trabajo tal cual lo vi en mi interior. Devolviéndolo hacia el exterior, para compartir con el otro una experiencia de vida interior.
Otras imágenes llamada la serie Camino hacia el Mandala, surgieron desde el Arte Digital, un nuevo desafío, un nuevo encuentro. Las imágenes cerámicas se transformaron en: Mi sauce y mi niño. El arbol sagrado. La tierra llora. Las Diosas del amor, entre otras Desde el Arte Digital la serie Mandalas de luz y El Encuentro Inesperado, llamado así, porque cuando los terminé, recién ahí vi nacer a mi niño interno y elevarse orando al infinito.
Lic. María Cristina Grillo
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El Árbol de la Vida
Amasando el barro fue surgiendo entre mis manos un arbol que rodea con sus raíces el planeta. Allí estoy yo, abrazándolo en la figura de un nino. Árbol sagrado, que hunde sus raíces en el agua, en su fuego interno y sostiene la tierra fuertemente. Su poderoso tronco es puente entre lo terreno y lo espiritual y sus ramas crecen hacia lo alto adentrándose en el cielo azul-celeste. En él se aúnan los cuatro elementos: el agua que circula como la savia, la tierra que se integra a él con sus raíces, el aire que alimenta sus hojas y el fuego que surge de su frotamiento. Es el arbol central, su savia es elrocío celeste y sus frutos dan la inmortalidad.
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Mi Sauce y mi Niño
El sauce llorón, para las tradiciones celtas es mi arbol solar. Siento que el me acuna entre sus ramas, porque el arbol se asimila a la madre, al manantial, al agua primordial y también tiene toda su ambivalencia: fuerza creadora y captadora, nutritiva y devorante. Allí esta mi “nino interno” él lleva mi historia personal y es vehículo de recuerdos de la niña real y de la idealizada en el pasado. Es mi fantasía, los sueños, el arte y los mitos de todo el mundo, representa la renovación, la divinidad, el entusiasmo vital, la capacidad de asombro, la esperanza ,el futuro, la curiosidad el valor, la espontaneidad y la inmortalidad
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