The Holy Grail of the Unconscious – El artículo de Sarah Corbett en The New York Times sobre la publicación del Libro Rojo

Sarah Corbett es una periodista del New York Times que ha sido la encargada de documentar todo el asunto de la publicación del Libro Rojo. Ella estuvo en Suiza acompañando al analista junguiano Stephen Martin y al experto en historia junguiana y editor Sonu Shamdasani (creadores de la Fundación Filemón), en el proceso de sacar el egregio libro del banco y torturarlo con la semana de intensivo escaneo que los técnicos contratados por la editorial Norton precisaron para crear el facsímil a partir del cual se harían todas las publicaciones.

Sarah Corbett es una periodista del New York Times que ha sido la encargada de documentar todo el asunto de la publicación del Libro Rojo. Ella estuvo en Suiza acompañando al analista junguiano Stephen Martin y al experto en historia junguiana y editor Sonu Shamdasani (creadores de la Fundación Filemón), en el proceso de sacar el egregio libro del banco y torturarlo con la semana de intensivo escaneo que los técnicos contratados por la editorial Norton precisaron para crear el facsímil a partir del cual se harían todas las publicaciones.

Consciente de haber tenido la gran oportunidad de participar en un importante hecho histórico, y notoriamente impactada por su vivencia, a su regreso comienza a preparar un muy inspirado artículo para su periódico, que se publica dos años después, el 16 de septiembre de 2009 [1], en vísperas del lanzamiento editorial. Este artículo se ha hecho ya muy famoso y va a quedar ligado para la posteridad a la historia del Libro Rojo.

No disponemos de traducción al castellano, y no me puedo tomar la molestia de realizar ese ingente trabajo para el blog. Es un artículo muy largo, que contrasta además demasiado con mi corto bilingüismo, como para ponerme con eso ahora. Pero como, de todos modos, el Libro Rojo parece que lo primero que viene a hacer es revolver el asunto de la Torre de Babel, y sólo desde el inglés y, por supuesto, el alemán, tendrá la comunidad de junguianos acceso a él (de momento, al menos), voy a poner aquí el link del artículo para todos aquellos que quieran y lo puedan leer:

The Holy Grail of the Unconscious
(NOTA: ya está traducido AQUÍ)

Los sueños alrededor

La última parte del artículo, donde Corbett se detiene a documentar los sueños que ella misma y la gente en contacto con el proceso han tenido al respecto, me resulta especialmente interesante. Vamos a tratar el asunto un poco. El sueño de Sarah, que tuvo en Zurich dentro de la semana de escaneos, es el siguiente:

«Este sueño era sobre un elefante. Un elefante muerto con la cabeza cortada. La cabeza estaba en una parrilla en mitad de una barbacoa estilo suburbano, y estaba ocupándome de ella con la espátula. Yo estaba enojada con la maestra de guardería de mi hija, porque se suponía que ella iba a ser la encargada de asar la cabeza en la barbacoa, pero no se había molestado en aparecer. Y así, el trabajo recayó en mí. Entonces me desperté».

Sarah obviamente no dudó en plantear el análisis en el desayuno a Martin y a otra analista junguiana, Nancy Furlotti, perteneciente a la Fundación. Como leemos en su relato, los dos divagan sobre el elefante como símbolo maternal y el elefante como símbolo sagrado, yendo a la obvia relación con Ganesha, el dios con cabeza de elefante del panteón hindú. El relato de Sarah mal oculta la insatisfacción con la interpretación de estos dos analistas, y nos cuenta que estuvo durante varios meses cuestionando con el tema a otros profesionales junguianos, los cuales seguían amplificando, difusamente, en las direcciones de la feminidad y la sabiduría. Entonces ocurrió que cierto día, mientras hablaba con Murray Stein (presidente de la International School of Analytical Psychology) sobre la preocupación que tenían algunos junguianos alrededor de la publicación de algo tan íntimo, tan comprometido y tan fácilmente malentendible, sintió que por ahí iban realmente los tiros del significado de su sueño. Se lo contó al analista, confesándole al mismo tiempo que en verdad sentía algo grotesco, embarazoso y preocupantemente morboso en el hecho de verse comiendo un elefante masacrado. Stein concluyó: «No te preocupes. Es horrible al nivel natural (literal), pero simbólicamente es bueno».

Es en verdad un gran sueño. Salta a la vista antes que otra cosa el hecho de que está escenificando una comida ritual, eucarística, en último término, una ceremonia caníbal, como reflejo onírico de la publicación del libro. El arcaico simbolismo de aprehender, de integrar el mana de las personificaciones sagradas a través de su deglución lo seguimos conservando, hace muchos siglos que no más que por mero costumbrismo insustancial, en la comunión católica. Esto nos hace comprender que es un tema absolutamente vigente en el mundo arquetípico, y los sueños como los de Sarah nos lo ratifican. Pero el canibalismo siempre ha presentado serias dificultades morales a la sensibilidad humana. Por un lado es un acto soez y bárbaro, por otro un excelso motivo espiritual. En realidad, plantea en el fondo un problema que va más allá de la herida en las sensibilidades: plantea el problema de Prometeo. Con el canibalismo el Hombre, a la fuerza, mediante un acto violento, se apropia de materia sagrada. Caza ángeles. Este sueño, que es un sueño cuyo entorno es la sombra (de ahí lo de barbacoa suburbana), lo primero que quiere decirle a su protagonista es que existe dentro de ella un rincón donde la alegría de ser cómplice de sacar material tan espiritual a la superficie, integrándolo en la conciencia, «regalándolo al populacho», se convierte en cierta culpa moral, prometeica. Esa culpa compensa la gloria consciente heroica.

Conocemos muchos grandes sueños que escenifican el hecho de que cuando sacas a la luz material muy profundo y muy mágico del Inconsciente Colectivo, el oro que esto es se transforma en barro al contacto con el aire de la conciencia, del mundo. Esta devaluación de lo sagrado la representa muy bien este sueño emparentando la mistérica ceremonia con una trivial barbacoa de barrio. Bien, esto es un tema central en la cuestión del Red Book, como todos sabemos. Se va a negociar con él, se va a manosear, se va a malinterpretar desde críticos con la profundidad de entendederas de una lata de sardinas. Este tema no está resuelto, y el inconsciente de una «simple periodista», lo sabe bien.

Todo lo demás en el sueño se interpreta solo. La cabeza del elefante en la parrilla, un animal que, en efecto, muy a menudo representa contenidos sublimes y hasta el mismísimo Self en los sueños y la mitología, es el mamútico Libro Rojo «asado» por el escáner. También puede haber un tema personal, no arquetípico, de Corbett con la responsabilidad por su trabajo periodístico. Ese día parece que estaba muy cansada, quizás con ganas de divertirse con su pareja y sus amigos en Nueva York, y le hubiese gustado que otra profesional se hiciera cargo de la noticia, de su hija creativa. Habría que preguntárselo, indagar también en esa línea convergente. Sin embargo, quizás el motivo del enfado con la «guardera cocinera» se refiera al hecho de que, un poco al estilo Poncio Pilatos, ella quiere participar en la celebración… mientras sea otro el que haga el trabajo sucio (una sombra suya). El Libro Rojo torturado por los escáneres difícilmente puede escapar de constelizar subliminalmente la imagen de una crucifixión.

Es cierto que no hay que descartar a priori alguna cosa con el tema maternidad, pues el elefante, como la ballena, también es usado alguna vez por los tejedores del sueño para personificar complejo materno y asuntos con Deméter. Este tema también precisa contrastarse directamente con la soñante. Sin embargo, la actitud de Sarah a lo largo de los meses, que parece no haber sentido nada especial en esta dirección interpretativa, avala no tomarla demasiado en serio.

En definitiva, vivimos en una era donde todo lo que sea informar, sacar a la luz, se contempla per se bueno. Pero Jung le dice a un paciente (citado en el artículo de Sarah):

«Te aconsejo plasmar [tus fantasías] del modo más bello que puedas, quizás en algún libro bellamente encuadernado. Parecerá que estás convirtiendo en banales las visiones, pero necesitas hacer esto, pues así te liberas del poder de ellas… Entonces cuando estas cosas estén en un precioso libro puedes ir a él y hojearlo y ésta será tu iglesia, tu catedral. El lugar silencioso de tu espíritu donde encontrarás la renovación. Si alguien te dice que esto es morboso o neurótico y le escuchas, perderás el alma. Porque este libro es tu alma»

Y en los comentarios al precioso artículo de la periodista, el tercero reza:

[…] Aunque no tengo dudas de que existen fenómenos inconscientes y probablemente desempeñan un papel central en nuestra experiencia consciente, es un error hablar del inconsciente como si se tratara de algún tipo de contenedor psíquico que existe en algún momento en el tiempo y el espacio. Esto es lo que ocurre cuando se materializan conceptos que simplemente pretenden representar determinados procesos mentales. Los procesos psíquicos inconscientes se refieren a los sentimientos, deseos, imágenes, fantasías, etc., que se producen fuera de la conciencia, y probablemente tienen una influencia determinante en nuestra mentalidad y conducta. No es algo seguro, y está esperando ser descubierto.

David Epstein, Psy.D.
Psicólogo Clínico
Richmond, Virginia 

Ahí tenemos el problema desde el minuto uno…

Otros sueños

  • Nancy Furlotti soñó la misma semana que todos estaban sentados alrededor de una mesa bebiendo un líquido ámbar en esferas de cristal y departiendo sobre la muerte. Continúa como vemos el motivo del Libro Rojo como fuente de alimentación sagrada, como mana nutritivo, en este sueño representado en su forma de ambrosía. La conversación, por este impulso espiritual, se torna trascendente (la muerte es uno de esos Grandes Temas). No conozco la edad de la Furlotti pero no descarto una asociación hacia su propio final de trayecto en la vida. Tampoco hacia la cuestión que también está claro que circula alrededor de esta publicación en estos importantes momentos históricos: ¿es una señal más del fin de un ciclo, de la muerte de una era?
  • Sonu Shamdasani soñó que llegaba hasta Hoerni (sobrino de Jung), el cual estaba durmiendo en el jardín de un museo. Probablemente tenga relación directa con el hecho de que poco después el Libro Rojo y el Negro se estuvieran exponiendo en el Rubin Museum of Art de Nueva York. El sobrino durmiente, inconsciente, en el jardín del Museo puede aludir a la postura de la familia Jung con respecto a la joya: son inconscientes y actúan con desidia con respecto a algo que debería estar mostrado para la Humanidad en un museo. Pero también puede significar cómo él se acercó a la familia subrepticiamente, engatusándola en un momento de descuido, de guardia baja, como cuidadores de la valiosa pieza de museo, para convencerlos de que le entregaran el Libro.
  • Stephen Martin sintió que una mano invisible le tocaba la espalda mientras dormía. Fenómeno propio de un momento y un lugar extraordinariamente cargados de energía psíquica transpersonal, arquetípica.
  • Hugh Milstein, uno de los técnicos del escáner, pasó una tormentosa noche soñando que la cara fantasmalmente blanca de un niño aparecía de repente en el monitor del ordenador. Fantasmas en la máquina. Los contenidos visionarios de la intuición se abren paso entre la perfecta y ordenada, pero inerte, técnica de sus contenidos intelectuales. El Libro hace de las suyas.
  • Ulrich Hoerni soñó que el libro estaba ardiendo. Como cuidador y guardián del Santo Grial, la peor pesadilla para él en esta historia es que el Libro de sus antepasados salga herido.

Nada más, por el momento.

[1] Una virginiana fecha que no puedo decir me sea indiferente en lo personal.

Esta entrada fue modificada en 25 julio 2018 12:29

Raúl Ortega: Soñador e intérprete de sueños. Batería. Melómano del funk y el jazz. Creador y curador de Odisea del Alma. Ensayista. Terapeuta de orientación junguiana. Programador y desarrollador web. Criador de aves exóticas. Devorador de berenjenas y brevas. Bebedor de Ribera del Duero. Paradigmático puer aeternus. Hippie extemporáneo en formación continua.

Ver Comentarios (17)

  • Magnífica crónica, querido amigo. Una gran aportación a este importante acontecimiento que también he querido reseñar en mi blog, como es obvio.

    Un abrazo,

    Moisés

  • Me senti decepcionado y triste, cuando supe que finalmente se publicaría el Libro Rojo.

    Se que la familia de Jung esta dividida al respecto de este proyecto de la pulicación.

    El mismo Jung no quiso que se publicara, y solo les dejo en custodia el libro.

    Personas muy proximas a ellos pensaban que quizas dentro de cien años cuando ya no hubiera nadie que conociera a Jung en vida, entonces quizas fuera el momento. Pero hasta entonces deberia estar vivo el misterio.

    Jung, Marie-Louise von Franz, Barbara Hannah, ellos antes de hacer cualquier cosa de importancia, siempre consultaban al inconsciente, que decian los sueños o preguntaban al I Ching, o esperaban que sucedieran sincronicidades.

    Pero en esta ocasión, a la vista de estos inquietantes y negativos sueños, el inconsciente al parecer no respalda este proyecto.

    No cabe duda de que en este asunto han primado los intereses comerciales.

    • Míralo así, Rafael: los actos prometeicos son siempre la tortilla que precisa romper los huevos. En algún lugar Alguien escribe que una manzana será prohibida y a la vez tentación irrefrenable. Pensemos que el mismo Jung robó fuego sagrado y lo envió a encuadernar a las editoriales. Pensemos que el mismo Jung sabía que esto ocurriría, pero no se quiso manchar las manos. Se murió sin dejar instrucciones, por un lado, y escribiendo ese complemento en Recuerdos, sueños, pensamientos, que deja claro que él sabía bien que algún día el Libro Rojo sería de dominio público.

      De no haber querido algo así, lo hubiera mandando enterrar con él, o lo hubiera incinerado en Bollingen.

      Esto era inevitable, y ocurre por una razón. Como el asunto es gordo como un mamut, la razón debe ser muy, muy grande. Stephen Martin dice en el artículo: "Esto será un antes y un después en los estudios junguianos. Barrerá todas las biografías, sólo para empezar". Yo le veo una implicación más vasta, más holística, más global.

      Tienes razón, algo sé del colectivo profesional junguiano y, en general, poca solitaria torre, poco I Ching, poca sincronicidad y poca obediencia a los sueños hay. Esas cosas también están ausentes en esta crónica. Quizás Martin nos contara un relato diferente, pero, sinceramente, lo dudo. No sé. Se le ve más comprometido con el junguianismo que con la Individuación. Pero seguro que son cosas mías.

      Por otra parte, como ya he insinuado, Shamdasani actúa claramente como trickster, con mucha picaresca. Sé que el trickster es también una criatura del Señor, pero decepciona un poco... Por cierto, cuando interpretan el sueño del técnico, piensan en el travieso Mercurio. ¿Qué tal si antes que otra cosa es una proyección de sus propias actitudes?

      Pero, parafraseando a Murray Stein: la cosa tiene ciertas notas disonantes, mas, in toto, es buena. De hecho, estos sueños, a pesar de no ser ninguno definitivamente luminoso, no son tan malos, Rafael. El de la Furlotti, por ejemplo, es muy bonito. Y una eucaristía es una eucaristía, a pesar de estar siempre mancillada por la sangre sacrificial. Además, es una mínima muestra. Ahora tienes que ver los tuyos al respecto. Tenemos que ver los nuestros al respecto.

      El dinero siempre es un factor en éstas y todas las cosas pero no creo que sea la causa primera de todo esto. Allí donde las señales y los sueños no mandan de seguro se cuelan egos como el prestigio, el renombre, la gloria. Pero también el afán de saber, el perfeccionismo profesional, la curiosidad matagatos... Lo cual no es del todo mala cosa. Apostemos con buena voluntad por las mejores posibilidades.

      Por cierto: yo anoche dormí sólo regular. Tenía puñetera acidez de estómago.

      Saludos

    • Yo soy de las pocas afortunadas personas que han podido hacer noche en el torreon de Bollingen y leer su biografía a orillas del lago Zurich, porque era vecino de aquel sitio y conoci a un miembro de esa familia. Lo unico que puedo decir es que la sensacion que tiene uno al estar ali es muy especial, pero tambien me divido entre esa tranquilidad que da esa atmosfera especial y otr de star en un sitio atenazador. Allí te enfrentas a ti mismo. Aparecen los fantasmas de tu pasado y te enfrentas a ellos. Luis Alvarez lo denominaba proceso de individualizacion, de realizacion de uno mismo. Pero tambien os digo otra cosa... los jung que he conocido, salvo Andreas Jung, un nieto, son gente poco agradable. No se si en parte porque la mentalidad suiza es asi de cerrada y fria, pero doy por valida la frase e Jung; afortunadamente soy Jung, no un jungiano. Sí, la publicacion del libro rojo fue más por motivos economicos. Saludos.

      • "Nadie es profeta en su tierra" quiere decir que cuanto más te encuentras contigo mismo más te alejas de tu origen. Y la familia si es algo, es origen. Según todos los testimonios, incluidos los de sus hijos, Jung no era ni bonachón ni especialmente afable (además de ser bastante pesetero), lo cual no queda muy alejado del tópico del adusto carácter suizo, pero yo no buscaría reflejos de una genialidad así siguiendo el rastro de la genética. El individuando encuentra su reflejo adecuado en otro, aunque sea de otra raza, y no en un primo, por más que algunos tics primarios de carácter sí que sean compartidos.

  • Hola
    Agradezco tu comentario porque me reafirma en mi punto de vista
    En primer lugar, no cabe duda de que Jung muy conscientemente, dejo su libro en manos del destino.

    Pero la familia en segundo lugar, debía haber llegado a un acuerdo al respecto, pero fueron los interés económicos los que prevalecieron, aunque se quieran justificar y disfrazar de mil maneras.

    Te refieres a Murria Stein como una autoridad en el inconsciente, pero yo no me fiaría ni un pelo de un analista que interpreta como él el inquietante sueño de Sara Corbett, cuando ella le transmite el desasosiego que durante meses le acompañó después de haber tenido ese “gran sueño”, incluso de haberlo comentado ya con varios analistas sin que sus interpretaciones la tranquilicen ni dieran sentido al mensaje del inconsciente. Ella le dice, que el sueño le golpeó como algo grotesco y penoso y posiblemente una señal de que había algo profundamente malo en su psique. Pero Stein le dijo tiernamente, “no se preocupe”, “es horrible en un nivel naturalista pero simbólicamente es bueno”.

    Este tipo de interpretaciones que no tienen en cuenta la reacción de sentimiento, son precisamente las que Marie-Louise von Franz echaba en cara a los analistas de escuela e institutos junguianos, a los que llamaba con “carnet”,porque sus interpretaciones son solo una pura especulación intelectual,racional y unilateral y por eso no pueden captar el sentido que subyace al mensaje del inconsciente. Porque este solo puede ser accesible manteniendo el contacto a través del sentimiento con la resonancia emocional, que permite el acceso a la base instintiva y a la sabiduría absoluta del inconsciente. Lo que el propio Stein hace con su interpretación es literalmente como cortarle la cabeza a un animal, es la disociación entre la parte intelectual/racional y la parte emocional/corporal, y que es justo lo contrario de lo que Jung y von Franz nos enseñaron a hacer.

    El animal el instinto siempre a de ser preservado, cuidado y protegido, von Franz decía que después de haber estudiado miles de cuentos, solo había una regla que se cumplía en todos, y era que cuando se protegía al animal, se le ayudaba, la historia terminaba bien, pero cuando se hería dañaba o mataba a un animal, la historia siempre terminaba mal.

    En relación al sueño de Furlotti, desde mi punto de vista, esta más en relación con la Alquimia que con la Eucaristía. Los vasos esféricos son un paralelo del vaso alquímico, que en muchos tratados se refieren específicamente a esa cualidad de la redondez. El liquido ambarino, en este contexto estaría relacionado con la famosa prima materia, sobre la que hay que trabajar penosa, paciente y devotamente, para que con la ayuda de Dios, se pueda producir la trasformación en la piedra filosofal. Pero en el sueño esta trasformación que ha de ser realizada en la soledad y en la más estricta introversión, en contacto con el fuego de las emociones, en el sueño contrariamente, sucede en un ambiente y una situación colectiva, frívola y superficial, como tomando unas copas, y hablando de la muerte, del mayor de los misterios, como si se tratara de cualquier cosa. Esto me vuelve a recordar lo que dije antes sobre la especulación intelectual, justo lo contrario de lo que hizo Jung que solamente como empírico se refirió a la objetividad de la psique. Hoy los transpersonales, los arquetipales, ... dicen que Jung fue su precursor pero ellos son solo cabezas sin cuerpo.

    ...Esta noche soñé: “....que iba a un colegio, donde estaba Marie-Louise von Franz, que había ido a dar un seminario, yo con algunos más buscábamos el aula donde ella se encontraba...”

    Me hace pensar que la puñetera acidez de estomago que te torturó anoche, quizás este en relación con querer digerir algo que en sí es bastante indigesto. Es broma, un saludo.

    • Excelente material, Rafael. Muy buena materia prima ambarina me traes. Hablemos un poco en tabla redonda sobre "la muerte".

      Con respecto a la postura de Jung, es exactamente así: lo dejó conscientemente al destino. Y el destino ha sido éste. El que ha sido. Partimos ya de un hecho que está enmarcado en esta máxima. Jung sabía dejar hasta cierto punto que el destino decidiera (digo hasta cierto punto porque Jung precisamente no era una persona, digamos, humilde -no hubiera cumplido su misión primordial si así hubiese sido-), y la energía arquetípica que encierra el asunto del Libro Rojo es de tal poder que extrañamente va a dejar que ocurra en este tema algo librado al puro capricho de los egos. Aunque, como siempre, el destino use los caprichos de los egos como un instrumento más.

      La historieta detallada de cómo y por qué la familia Jung permitió finalmente la publicación la voy a resumir para quien no haya leído el artículo de la Sarah: Richard Noll, acérrimo enemigo de Jung y junguianos, escribe una obra donde publica muchas intimidades biográficas, digamos, a su parecer, sombrías (a mí me parecen meramente humanas, y algunas de ellas, aunque controvertidas para una conciencia pacata, hasta luminosas y magistrales). La familia Jung, con un desarrollo sentimental normal, burgués, típicamente suizo (léase pacato), se escandaliza y apena. Lógicamente. Entre las cosas que publica están extractos, muy pocos, pero están, hasta entonces inéditos, presumiblemente del Libro Rojo (conversaciones con Elías y Salomé -razón por la cual yo he recomendado mucho la lectura del libro El Cristo Ario de Noll-). Shamdasani, estoy convencido que siguiendo el rastro de estas filtraciones, llega a encontrar amplios fragmentos copiados del Libro Rojo en posesión de personas que nada tienen que ver con la familia Jung, ni los junguianos. Y hace una jugada maestra, puramente mercurial: les plantea a los Jung el peligro de esa bomba de relojería, el peligro de que los "malos" se sigan haciendo con ese material filtrado Dios sabe hasta dónde, antes que los "buenos", y lo malinterpreten y lo usen en contra de "la causa". Les plantea adelantarse a ellos y sacar el Libro Rojo a la luz en el contexto en que debe ser. Por junguianos, entre junguianos, para junguianos y... el resto de los mortales. Ya está. Se los ganó.

      No olvidemos un detalle que sale a la luz en todo esto: al parecer el mismo Jung había sido a lo largo de su vida muy descuidado con las "filtraciones". Hasta un punto que los junguianos no sabían, ni la familia Jung tampoco. Jung tenía muchas vidas.

      De camino digo: gracias, Noll. Gracias a Judas una vez más en la Historia.

      Como vemos, el asunto pecunio por supuesto que está (no hay que analizar eso: siempre está, como el sexo, como el poder), pero todo es un entramado más sutil que sólo eso.

      Tengo que decir que desde este lugar del Universo donde tengo la atalayita contemplativa colocada, he visto ya un par de sincronicidades en relación a la publicación que me avalan la opinión de que, para bien, para mal (que por bien vendrá, como de costumbre -cuando otros lo aprovechen-), el momento de su publicación está programado arquetípicamente y corresponde a ciclo cósmico. He visto sincronicidades mayores a la hora de avalar asuntos así, por supuesto, pero en este caso, los duendecillos también rondan.

      Mis sueños, sin embargo, se han dedicado a explorar estos días otros asuntos paralelos que también me conciernen y que además me inquietan, y mucho. Temas relativos también a la investigación onírica pero que incluyen secretos de sumario que me incapacitan explicitarlos aquí (mucho rollo de diario privado en el ambiente, por lo que se ve). Si fuera un psicólogo con carnet diría que la acidez viene de que estoy tratando de fumar menos mascando chicles de nicotina, siendo que al final me estoy enganchando a los dos vicios: el chicle y el tabaco. Pero como no lo soy, soy consciente de que mis investigaciones privadas actuales, el asunto del Libro Rojo y el ácido chicle de nicotina están atrapados en el mismo complejo. Justo he empezado a dormir mal desde que abuso del chicle, pero justo eso coincidió con que me pasé un buen rato meditando en una de las cosas que más me ha llamado la atención entre toda la información que nos está llegando: la pregunta repetitiva de Martin, que se relaciona con el consejo del alma a Jung: por si las moscas, duerme bien. Y justo todo eso en la misma olla con el delicado asunto de mis actuales investigaciones, que fue, como digo, el concreto tema de mi, a la vez, perturbador sueño.

      Tu, sin embargo, luminoso y beatífico sueño me ha emocionado lo suficiente como para esbozar ahora una cosa que tenía previsto contar más adelante, en otro momento y en mejor contexto que un comentario perdido por ahí. Pero yo sigo hilos, y si ahora me planteas la cuestión, ahora la canto. Yo apenas tenía idea de la confrontación entre las escuelas junguianas cuando tuve que ponerme a analizar muy seriamente por qué el destino una y otra vez me ponía en relación con hillmanianos acérrimos y por qué siempre acababa la cosa tan pésimamente mal entre ellos y yo (ojo: no por confrontaciones intelectuales. Todo visceralidades personales). Todo esto empezó una década atrás. Yo hasta entonces sólo distinguía nítidamente entre freudianos, lacanianos y junguianos, nada más. Me parecía que todos los junguianos formaban un cuerpo común, con variantes intrascendentes. Ser junguiano era entender y empatizar con Jung y Franz, y luego mantenerse responsablemente informado de las tesis complementarias de todos los demás alrededor de ese núcleo central. Pero no. Con una vehemencia kármica ineludible, fui echado al ruedo de los gladiadores con los hillmanianos una y otra vez. He sido testigo de intrigas coaguladas por el arquetipo asombrosas, de tal modo que graves malentendidos creó a veces la sincronicidad sólo para que la confrontación no fuera eludida. Fui obligado a tomar partido en una guerra a lo largo de dos continentes que, para mi ego, era totalmente ilógica y ajena. Hasta que analicé, intensamente, obligadamente, a lo largo de muchos años, lo que ocurría. Y descubrí que la vida me empujaba a darme cuenta de que mi postura concreta en el campo de lo junguiano era ser, vamos a decirlo así, un discípulo y un guardián de la escuela franziana. Esa realidad se alzó ante mí como un hecho de mi desarrollo profundamente diferenciador. Hoy lo puedo decir conscientemente.

      En mi análisis hay dos cosas que están claras: era junguiano antes de concer a Jung y franziano antes de saber que esa "modalidad" existía.

      Ya contaré las batallitas en otro momento. Ahora voy a ejercer de rauliano y voy a atreverme a criticar a la Maestra Franz, nuestra querida Hipatia. Tengo pendiente criticarle esto pública y detalladamente desde hace mucho. Los franzianos, los clásicos, los junguianos, trabajan desde una fuerte diferenciación intuitiva e intelectual. Son filósofos. Los hillmanianos son artistas. Intuitivos emocionales. Pero a pesar de que intuición es lo único que aparece siempre por todas partes, nadie habla nunca de ella. Y no lo hace siquiera una poderosa intuitiva como es Franz, que escribe el libro del Puer Aeternus y da mil vueltas hablando de sensaciones, de emociones, de sentimientos, pero jamás habla al pan pan y al vino vino que es decir sencillamente: la clave es la in-tu-i-ción. Es ella también la llave maestra para interpretar sueños, porque ella es la via regia sine qua non para asomarse a la transrrealidad. Con la intuición no se interpretan los sueños, se describen. Simplemente te metes en ellos y cuentas objetivamente lo que ves. La emoción, el intelecto, la sensación, aportan información. Obviamente y por supuesto. Pero la aportan fiablemente en la medida en que tengas esas funciones diferenciadas. La intuición es una mirada que la conciencia comparte con el inconsciente, y no está tan atada al proceso de desarrollo del ego. Sin embargo, yo estoy cansado de ver grandiosos sueños que no conmocionan el corazón del soñante, como también está uno harto de ver personas capaces de sacarse el amor del corazón a golpe de anestesiante vino, o de introducírselo en el pecho así también. O sueños terribles, que avisan de catástrofes inminentes, que el soñante percibe impávido. Mi función sentimental es inferior, lo mismo que en Franz, y lo que diga al respecto pierde a priori credibilidad. Sin embargo, por si a alguien le vale: fíate antes de tu olfato que de tu corazón.

      Por supuesto, "corazonada" tiene que ver con la nariz, no con el pecho. Y así, los animales guía del cuento tienen que ver mucho más con la intuición, que con el amor. Son peces que asoman la cabeza fuera del agua e informan. Muchas veces en forma de Casandras que se ocupan de decir objetivamente la verdad, aunque duela.

      La Opus es siempre contra natura: ofende los preceptos de la razón, del placer y del amor. Específicamente el motivo del sacrificio es chocante y anti natural. Pensemos en Abraham y su hijo. Una escena de pesadilla. O, mejor, pensemos en el sueño de Jung, el que tuvo con Sigfrido: su corazón se dolía infinitamente de cometer tal traición con aquella figura refulgente y magnífica. Pero lo tuvo que hacer.

      Ahora que estamos con Sigfrido: cuando asesinó a Fafner comenzó la decadencia de un Olimpo. Pero Marduk asesinó y descuartizó a Tiamat, y con ello comenzó la Creación.

      A la inversa del mitologema del sueño de Jung: hace unos días tuve que interpretar el sueño de una mujer de mediana edad, en el que se veía atrapada en una jaula en el fondo oscuro del mar. La única forma de escapar de ella y ascender a la luz de la superficie era besar a una horrible momia de película de terror, algo para lo que sus funciones sentimental y sensorial tuvieron que contener las arcadas.

      Un hombre se pasó media vida sintiendo que a veces de noche el Diablo venía a arrancarle el alma, cuando en realidad se trataban de conatos del famoso viaje astral.

      ¿Hasta dónde tenemos educada la sensibilidad para percibir a través de su escala de valores que algo es ontológicamente positivo o negativo? un carácter dionisíaco verá belleza donde un apolíneo sólo encontrará caos y horror. Despierto, y dormido (hay que tener en cuenta que existe continuidad entre el ego diurno y el onírico).

      Una vez esbozadas estas bases, podemos regresar al sueño de Sarah y ver que existe algo feo y doloroso en ese sacrificio, pero que eso no significa per se que el hecho en sí sea diabólico. Que conlleva problemas, que tiene algo de contradictorio, que es una traición prometeica, sí. En mitad de esa paradoja, donde no tengo más guía que la intuición, es donde parafraseo a Stein. Del que por otro lado no tengo ni idea si es franziano, hillmaniano, intelectual o sentimental.

      El sueño de la ambrosía
      Así es. En el motivo del recipiente redondo (la crátera, el atanor, el matraz redondo, el cráneo) del que se ocupó ampliamente Jung por ejemplo en el ensayo sobre Zósimo, tenemos una vía rápida de conexión con la Alquimia, entre otras cosas. Es el sueño de una junguiana, recocida en la atmósfera del alquimista Jung, y es por ello hasta casi trivial la aparición de motivos alquímicos en su sueño. No fue mi intención abundar en los detalles y alargar innecesariamente la cosa (digo muchas veces que de cada sueño se puede escribir un libro, a poco que sigas hasta el segundo o el tercer nivel las asociaciones), sino ir al motivo principal: no son alquimistas trabajando en el laboratorio y cocinando la materia prima a su estilo, fuera de ellos, sino más bien una escena tipo última cena, con los apóstoles bebiendo cada uno de su santo grial. Bebiendo zumo de Self desde un recipiente mandálico.

      Me acabo de dar cuenta de que si seguimos el hilo del mitologema "última cena" entendemos mucho mejor por qué la conversación versaba sobre la muerte...

      Saludos

      • Sí, exacto, eso es... Ahora lo veo más claro. Lo de la última cena ha sido la piedra angular. Sarah sueña con la crucifixión del elemento sagrado y Nancy con una última cena, o una post-cena, donde se le conmemora.

        Vemos claramente el componente sacrílego, la atmósfera Judas (vamos a llamarla así), que es lo que tú, Rafael, percibes con mayor fuerza. Yo por mi parte lo que trato es de que no perdamos de vista el acontecimiento total, la "muerte y el renacimiento del Dios", la transformación del elemanto sagrado y lo que tiene de epifanía, de eucaristía, un asunto así. Toda epifanía es una vulgarización y ya esto motivó intensísimas luchas al respecto de la verdadera naturaleza de Cristo en los albores del Cristianismo. Es un viejísimo problema (¿qué importante problema no lo es?).

        Desde esta perspectiva me parece ver también con más claridad lo que en el fondo podría haberse hecho mejor, sin detrimento del necesario sacrificio último. La Iglesia Católica trata con más reverencia a sus iconos. Cuando los traslada o los manipula lo hace bajo sofisticados protocolos y rituales. Este modo subrepticio, mecánico, mercantilista y un poco finalmente circense de tratar el Libro Rojo, envuelto todo en un halo de espionaje, como dice la misma Sarah, y no en una respetuosa liturgia, como sentimos los "fieles junguianos" que debería haber sido, es lo que, a unos más que a otros, ofende. Todo está bien macerado en el claroscuro del mitema de la crucifixión pero se echa a faltar un toque de tratamiento tipo Arca de la Alianza a todo esto.

        En cualquier caso: alea jacta est.

        • Querido Raúl:

          Ahora que leo estos correos, ¿cómo no los habré leído antes? Entiendo mi malestar al ver publicado el libro rojo, y mi reminiscencia de mis escritos íntimos, personales, y de mi percepción, intuitiva en todo caso, que me advertía de que eso, ese material, debe permanecer oculto a los ojos del "populacho".

          Que el Destino lo ha querido así, al final, bien. Lo mismo ha sucedido con los manuscritos Gnósticos de Nag Hammadi. Y resulta sorprendente ver cual ha sido su evolución desde que los encontrara un pastor de cabras...y la similitud con lo que ha tenido lugar con los manuscritos del Mar Muerto. Luego, profesionales con una alta dosis de erudición y una intuición con una profundidad, y claridad de miras, tan honda como la existente en un turbio estanque de aguas turbias, contaminadas,además, con fangos primarios y activados, profanan un contenido que deslumbra a quien tiene ojos para ver.

          Parece que está dentro de lo que es propio del espíritu de esta época: profanación de tumbas, saqueo de sus tesoros más valiosos. Todo para obtener poder.

          Un abrazo

          José