Saturno y el Buda

Saturno devora sus hijos

Apuesto a que una de las expresiones más acabadas de lo que significa en la práctica el trabajo con Saturno nos la ofrece el mito budista. Saturno es el demiurgo de los gnósticos: un príncipe del mundo, el arquitecto de Matrix. Quien sabe codearse con él adquiere poder e influencia, se hace «hombre de mundo», y a todo esto le llama la psicología analítica la creación de la máscara: el ser educados, eficientes y adaptados al entorno social. Es Sidarta como príncipe, en su palacio, con una bella familia; ciertamente, un modelo envidiable de éxito social. A partir de ahí comienza la siguiente prueba, que es el enfrentarse al otro aspecto ineludible de Saturno, del mundo: lo finito y pesado, lo coercitivo y limitador, lo que se define exactamente como una cárcel. Aún peor: lo que es pura apariencia pero no es real. Ahí Sidarta, en su mediana edad (alrededor de los 45 años), despierta y descubre que la verdadera realidad del mundo es la decepción. Descubre que todo eso sólo conduce a un destino: la vejez, la enfermedad y la muerte, sin más. Siente que tiene que encontrar otro sentido a su existir, renuncia a todo lo obtenido hasta entonces y se pone en marcha tras las respuestas. Las cuales, al parecer, acaba encontrando.

Ese proceso que tira de la personalidad desde afuera hacia dentro y desde abajo hacia arriba la psicología analítica lo llama individuación. Podríamos unirnos a lo que piensan de todo esto el resto de las psicologías y la vox populi y decir con cinismo que Buda atravesó una «crisis de los cuarenta» y ya está. El chiste tiene su gracia, pero tenemos que ponernos serios muy pronto para decir que el problema está en creer que una crisis de la mediana edad es cosa simple y un «ya está».

Por lo tanto, Saturno es la última frontera. Marca el cénit de la evolución en este mundo, el modelo a seguir de adaptación y éxito, el arquitecto de la perfecta máscara, y todo eso es válido para lograr el proceso de desarrollo de la primera mitad de la vida. Y ese mismo padre bajo cuya obediencia y protección hemos aprendido a ser responsables y eficaces, y por ello exitosos, de repente muestra su otro lado: que todo eso no nos satisface verdaderamente, que todo eso nos acaba sometiendo a un amargo sentimiento de decepción. Nos hemos comido el mundo, y nos ha sentado mal. Saturno se quita la máscara y aparece como el diablo. Como un padre oscuro, traidor. Entonces nos vemos obligados a recorrer el resto del camino, que se dirige más allá de esta última frontera, que resultó ser sólo una penúltima. Lo que supone, claro, abandonar a un padre y salir en busca de otro. Aunque todo este tema de la doble paternidad, del nacer de nuevo y de obtener una nueva identidad y familia son historias de las que se hacen mucho mejor cargo los mitos griegos y los cristianos.

Si verdaderamente no existiera más que este mundo, si verdaderamente nada hubiera de interés para el alma más allá de la salud, el dinero y el amor, ni más vida ni realidad que la del cuerpo entre el nacimiento y la muerte, Saturno, un buen padre y el buen Dios serían una y la misma cosa. Y así es, de hecho, para todas las conciencias que, exista lo que exista más allá, no son capaces ni de sospecharlo.

Esta entrada fue modificada en 30 mayo 2015 10:20

Raúl Ortega: Soñador e intérprete de sueños. Batería. Melómano del funk y el jazz. Creador y curador de Odisea del Alma. Ensayista. Terapeuta de orientación junguiana. Programador y desarrollador web. Criador de aves exóticas. Devorador de berenjenas y brevas. Bebedor de Ribera del Duero. Paradigmático puer aeternus. Hippie extemporáneo en formación continua.

Ver Comentarios (9)

  • Qué genialmente sintetizado un tema tan peliagudo, y qué duro y peligroso se hace el camino hacia la individuación, como no podía ser de otra manera, al parecer...

  • Y como no puedo dejar de pensar estos días en Saturno, gracias a la estupenda recomendación del Saturno de Liz Greene, dándole vueltas al último párrafo, hay tantas analogías ya hechas con Saturno y el guardián de los umbrales... Por eso es tan importante, y tan bello, que algunos imaginen, anuncien, vislumbren, inicien y se inicien... en lo que hay más allá del Umbral.

    • Saturno fue entendido siempre como la última frontera al ser el más lejano planeta para nosotros. Pero la intuición sabía que era la última frontera de la conciencia, de lo visible, y que más allá estaba lo inconsciente, lo invisible. La Astronomía, al descubrir Urano, Neptuno y Plutón confirmó esta intuición. Hoy día consideramos a Plutón como la nueva última frontera, pero lo único que hemos hecho es diferenciar en el arquetipo de Saturno dos dimensiones del problema del mal: la máscara, el superego, por un lado, que es Saturno como Demiurgo, el generador de Maya, y el Ello, la sombra propiamente hablando, por otro, que sería lo representado por Plutón.
      Es muy interesante subrayar que con esta ambigüedad en la última frontera, que si Saturno que si Plutón, se produce en consecuencia una ambigüedad entre el significado mágico de los números 7 y 9. La intuición a veces mira el 7 (el número de Saturno) como la clave de un todo, como un mandala total, y a veces siente así al 9 (el número de Plutón).

  • Saturno como Matrix hehehe, eso cuadra mucho con las experiencias que vivi el año pasado con la planta Iboga.. vivimos en una especia de carcel "mental" y se me activo todo mi fuego y vi que tenia que hacer un viaje a Africa este año para morir. La planta Iboga se llama "The Devils Claw" no creo que sea por casualidad. Lo vivi un poco como el Camino del Heroe, lo que no me atrevi a seguirlo, romper con todo da mucho miedo (Saturno conjuncion Pluton cuspide de la 8).

    • Interesante, Luis. Romper con la máscara da mucho miedo no importa qué aspectos se tengan en la carta. África es un gran destino para "morir". También sin comillas...

  • Saludos.
    Interesante articulo.
    Ciertas corrientes gnosticas acusan a buda de haberse integrado (o pactar con el Demiurgo) . Al enseñar a través de la meditación "eliminar su ego" . Que piensas de aquello?
    En esto se produce una ambivalencia respecto a la naturaleza de ego (maligna o benigna)
    Además más as no me queda claro como limpia el karma sidartta que desarrollo (dolor de esposa e hijo abandonados) (?) si bien es visto que muchos santos o iluminados han cometido errores. Incluso crimenes...
    ...