La biografía de esta egregia personalidad tiene que servirnos como paradigma a la hora de traer a colación el estudio de cierta tipología psicológica y ciertos rasgos caracterológicos que considero de los más interesantes. Yo suelo llamar, con todo mi cariño y empatía, duendes a estas personas, pero técnicamente estamos hablando de los INFP y los ENFP, con esa poderosa intuición extravertida marcando sus mágicos pasos por el mundo. Es un temperamento muy escaso entre la población, y me pregunto si es así al tener siempre tan poco interés en perpetuar su genética o porque el orden inteligente natural sabe que no puede crear «más jefes que indios», para que el equilibrio social no se quiebre. Pues estas personalidades no han nacido para perpetuar reglas, sino para romperlas, y estar a la cabeza de todos los movimientos rebeldes y de vanguardia.
Vamos a ver este video resumen y luego pasamos a analizar lo que aprendemos con él:
La Revolución se lleva en la sangre. La intuición en general y este carácter en particular dotan a la conciencia de una gran incapacidad para sentirse identificada con un contexto cultural y territorial limitado. «Ciudadano del Universo», es como se percibe la propia identidad, desde la infancia. Ningún criterio de autoridad procedente del entorno le es suficiente a este sujeto para doblegar sus dudas y sus críticas internas acerca de cómo se entienden y se hacen las cosas. La herencia ancestral de los usos y costumbres no le parece nunca legítimo aval. Presiente que las cosas tienen una superficie, donde está atrapado lo social, y un mecanismo interior, que es al que dirige su atención y su interés. Es así como el sedentarismo burgués se convierte muy pronto en uno de sus más acérrimos enemigos, como cazador nómada que rechaza el bucólico conformismo de la agricultura, y es así como en su adolescencia, en un proceso completamente espontáneo y natural, suele quedar hechizado por el panfleto político de corte libertario. Es una ingenuidad que se acaba corrigiendo con la madurez. En la adolescencia aún no se tiene autonomía, se es dependiente, y el joven duende sueña con métodos radicales y rápidos que cambien todo el entramado sociocultural, del que se siente víctima, por otro que apoye su necesidad de independencia y libertad, máxime cuando aún piensa que los demás deben ser como él, y deben padecer las mismas frustraciones. Si es de rasgo genial, como nuestra heroína lo era, antes que tarde se percata, sin embargo, que toda política es por definición una disquisición superficial, un velo más a rasgar, no importa qué matiz tenga. Pues lo que busca no es el camino para muchos, sino su propia senda al interior de la Tierra, debajo de la Polis y sus masas. Un camino que tiene que recorrer solo, en un mano a mano personal con su individual destino. Para salir de su opresión no necesita cambiar el mundo. Necesita perder el miedo a enfrentarse a solas con él… y que la mayoría de edad legal rebaje lo suficiente el poder de veto que la familia puede ejercer en su contra.
Dicho de otro modo: lo que busca en el fondo es la aventura de lo Inconsciente, que lleva siempre hacia misterios religiosos. Pero la conciencia tarda un tiempo en madurar lo suficiente para discernir entre la meta de cambiar el mundo y la de buscar lo que hay detrás de él. De todos modos, la aventura de lo Inconsciente, como toda aventura religiosa, conlleva implícitas consecuencias políticas. Sea maduro, en el camino de vuelta, sea verde, antes de lograr ir, el duende metido en política siempre obliga al entorno a replantearse seriamente sus fundamentos culturales.
El amor y la magia negra. Siendo el matrimonio la ancha avenida que introduce a los hombres de pleno en la marabunta de lo social, no es nada extraño que el duende, a la entrada o a la salida, tenga problemas con esto, tal y como la etérea intuición siempre tiene problemas con el concretismo de la sensación. En las mujeres de este tipo, como Alexandra, la maternidad suele quedarse como instinto muy rezagada, a favor de la forma artística e intelectual de la creatividad. La cercanía de conciencia e inconsciente, interconectados fuertemente a través del cordón umbilical de la intuición, dota a este tipo de personas, hombres y mujeres, de una constitución andrógina, lo cual es en muchos casos razón añadida para que no se produzcan ligazones pasionales profundas, las cuales necesitan de una pareja polarizada, que se unifique mediante el magnetismo de los opuestos. El modelo normal de relación es entonces la amistad y el compañerismo espiritual, y no la pareja, de connotaciones siempre mucho más corporales e instintivas. Por eso no nos debe extrañar que Alexandra se sintiera más cómoda con su marido cuando sólo intercambiaba con él pensamientos, y que pudiera realmente tenerlo en tan alta estima sin sentir la necesidad de su presencia física en ningún momento después de su partida. Es obvio que en un hombre distante, de poderoso intelecto, como es un ingeniero, ella pudo proyectar mejor su espiritual Animus que teniéndolo delante, en carne y hueso. El Logos transmitido por correo era para ella un válido esperma.
Cuando el duende se casa, a pesar de todos estos óbices, lo hace de todos modos atrapado en las leyes clásicas del amor, sobre todo cuando esto ocurre en la primera mitad de su vida, en una época de pre-madurez de su personalidad. Alexandra escoge un hombre poderoso, como el cánon femenino más básico impone. Escoge un hombre terrenal, que compensa su polarización espiritual. Y escoge un hombre intelectual, donde puede proyectar sin problemas la función intelectual, que queda en su carácter a la sombra de la inconsciencia, trayéndola hacia la luz. Como la intuición se alía con gusto con el intelecto, y el duende tiene esa constitución andrógina donde el Animus (si es mujer) está desde siempre muy presente en la conciencia, el pensar en este tipo de personas no aparece jamás demasiado atrasado con respecto al sentimiento.
En lo físico, el terreno de la sensación, el duende se muestra ascético y hasta rudo. El desdén hacia la delicadeza sensorial y la presencia de un Animus que es en sus aspectos primitivos un atleta temerario dota a la mujer de este tipo de una capacidad inigualable para la resistencia y el riesgo, lo cual es un apoyo esencial en su sed de aventuras.
El viaje. Desplazarse al extranjero es el correlato extravertido de penetrar los contenidos foráneos a los que se abre la conciencia cuando mira hacia lo Inconsciente. Por eso el viaje del duende es siempre una peregrinación, una odisea iniciática, y jamás turismo. El duende pertenece a la estirpe de los profetas, y nadie lo es en su tierra. Dejando atrás a su familia, la encuentra. Dejando atrás su país, halla su patria.
El tulpa. Fascinante ¿verdad? En el episodio de la creación de esta entidad tenemos a esta tipología desarrollando al máximo sus facultades mediúmnicas, que a menudo no son, como en otros tipos, pasivas, sino, como queda claro en este caso, activas, con una participación bastante grande del control consciente. Sin embargo, aunque se nos diga que fue un producto sólo del pensamiento dirigido, o sea, una creación de la voluntad, no podemos creer de ninguna manera eso, al comprobar la autonomía e independencia que este contenido expresó clara e irritantemente. Sin tratar de profundizar en la esencia material de esta criatura, podemos decir que su comportamiento fue idéntico al de otros contenidos procedentes de lo Inconsciente, donde a medias la conciencia da forma e influye en sus modos de expresión y a medias es mero canal que permite la aparición del contenido abismal y extraño a ella. Es exactamente lo que se espera en terapia junguiana de la imaginación activa, aunque la solidificación de esta entidad sobrepase sus expectativas. Más que crear al tulpa, Alexandra lo parió. Esto ocurre constantemente en cualquier tipo de producción psíquica creativa. El hombre rápidamente se apropia de la patente de lo creado, y legítimamente siente que, desde luego, algo ha participado en ello. Pero, en realidad, su involucración suele ser a veces no más meritoria que la de aquel que abre una puerta. Gurdjieff decía: «todo lo que el hombre cree hacer en realidad se produce, como la lluvia«. Se concreticen o no, yo nunca fui partidario de jugar irreflexivamente a invocar contenidos inconscientes. Ya bastente tiene la conciencia con lidiar con los que se cuelan sin avisar, y Alexandra era precisamente de las que tenían bastante abiertas las puertas. El contenido abismal siempre sigue el mismo patrón de comportamiento: se aparece a la conciencia en forma inocente e inofensiva, para irse convirtiendo a pasos agigantados en un grave problema. Podemos observar este mismo modelo avisado una y otra vez en las leyendas de pactos con el Diablo, desde las que también aprendemos la importancia que tiene la participación de la conciencia, su voluntad y su apetito, en las manifestaciones más contundentes de lo Inconsciente. Como se suele decir: «Ten cuidado con lo que deseas…»
Yolanda dice
Agradecerles este reecuentro con Alexandra David – Neel, a través de la entrevista y a través de lo escrito .
Desde niña y con los escasos medios que había en aquella época , su vida me fascinó ; más tarde, casi treinta años más tarde ,conseguí hacerme con publicaciones y libros de esta mujer , fue otro reencuentro con esta mujer a quien siempre admiré con el mismo respeto y , en cierto modo, con el mismo desdén con que ella misma detestó la admiración.
Su coraje y espíritu , son ahora el detontante de , lo que quizá, quién sabe , me dé el impulso necesario para retomar el camino donde lo dejé no hace mucho , pues tuve la oportunidad de estar algunos ( muy pocos ) lugares , donde este espíritu estuvo y ver la enormidad y la fuerza de esta mujer que no tiene el debido reconocimiento .
Gracias de nuevo,
Ha sido gratificante leerles,
Reciban un gran saludo desde Asturias,
Yolanda
Raúl Ortega dice
A través de tu comentario me doy grata cuenta de que el motivo por el que publiqué esta nota ha alcanzando su objetivo: inspirar, movilizar, a ciertos lectores en la dirección a la que apunta ella. Gracias a ti, Yolanda, por refrescarnos con tu bella sensibilidad.
José Antonio dice
Siempre me vi como un bicho raro, y casi toda mi vida he intentado ocultarlo, suprimirlo, remediarlo o amputarlo. en un principio creí que se me pasaría con la adolescencia, pero en esta se abrió una enorme grieta en mí: una sed por saber, por conocer, por descubrir y por ser auténtico. En fin, en la adolescencia de un duende se abre una grieta en la que caes en una eterna adolescencia. Aun así yo me resistí, yo quería ser lo que no era, un agricultor, cuando era nómada, aunque aun no sabía que lo era, había sido criado por un agricultor: consecuencia, crisis depresivas tras crisis depresiva: simplemente había perdido el norte, la brújula se había vuelto loca, y no tenía el arrojo, ni la lucidez de Alexandra . Es cierto que uno no parece estar hecho para el matrimonio, es que se es nómada. Si eres uno de esos duendes puede que te interese todo, pero todo lo que es «inútil»: lo bello, lo bueno y lo verdadero.No es que te conviertas en un santo !qué golfete y travieso puede ser un duencecillo! Pero si es cierto en que te vuelves en un buscador. A veces querrías dejar todo ese «rollo» de la espiritulidad, pero no puedes, es como una sed que no se acaba.
Una cosa que he observado, no sé si es algo personal, es la relación con los niños: me entra paz, me entiendo con ellos…es como si una pudiera entrar en su mundo, o quizás simplemente no lo dejé nunca atrás.Pero lo más contradictorio es que el instinto paternal, el deseo de tener una prole no funciona. Dicen que los enfp somos unos idealistas, y cuando se tilda a alguien de idealista se lo hace de una forma peyorativa. Nunca he escuchado a nadie acuasar a otro de realista. Pero tal como yo lo veo el idealista es el más realista de todos porque ve todas las realidades posibles.
Tu mente puede conectar como por arte de magia los conceptos más diversos, y luego pasas a preguntarte ¿realmente yo he elaborado esa idea?, más bien pareció caer en mi cabeza.
En fin, me consuela algo (y sobre todo comprendo mejor mis vaivenes)es pertenecer a una estirpe a los que le tienes especial cariño y empatía. Pero !qué putada!
Raúl Ortega dice
Tu comentario es bonito, bueno y verdadero. Lo leo como un inspirado e inspirador cuento de Navidad. ¿Cómo no sentir profunda empatía por cosas así?
Añado: «Todo lo que nos gusta es ilegal, inmoral o engorda. O es muy poco práctico»
Juan Manuel dice
Sera por eso que me gustas tanto Sr Raul.
Mis mejores deseos y alegria pa tu corazon, en esta nueva decada prodigiosa 2011_2020 llena de desafios….
Soerte
Juan Manuel
Raúl Ortega dice
Si entre los semenjantes no nos queremos, ¿quién sería capaz?
Semejantes deseos para ti, Juanmi. Yo les restrinjo el alcance hasta el año que viene. Mucho optimismo empleas tú pensando en períodos tan largos…